“Todo comenzó con una película llamada Night Tide, de Curtis Harrington”, cuenta Nicolas Winding Refn, el danés detrás de Bronson (2008), Drive (2011), The Neon Demon (2016) o la serie Demasiado viejo para morir joven (2019). Winding Refn se refiere al proyecto byNWR, la plataforma de streaming que exhibe gratuitamente cine exploited, de serie B, raro, extremo o de culto; películas, todas, pertenecientes a la colección personal que el cineasta ha ido conformando con los años al ir comprando los catálogos de sellos como Something Weird, entre otros, y que llegan al mundo virtual restauradas y digitalizadas en la mejor calidad posible. Así continúa la historia que Winding Refn explicaba en el New York Times (NYT) el año pasado sobre Night Tide y sobre el origen de byNWR: “Conocí a Curtis un poco antes de que falleciera [en 2007]. Un par de años antes había estado en contacto con un tipo que había distribuido Night Tide para el mercado de vídeo doméstico y supe que estaba libre de derechos. Pero el negativo original lo tenía otra persona, que finalmente compré con la idea de restaurarlo. A partir de ese momento contactó conmigo otra gente por si estaba interesado en más material. Y digamos que empecé a disfrutar con la idea. Colecciono muchas cosas en mi vida, y justo acabo de empezar a coleccionar cine”.
byNWR se presentó públicamente en el 2018, y desde sus inicios es una plataforma de contenido gratuito, aunque el registro es un paso obligatorio para poder disfrutar del servicio de streaming. No obstante, con la crisis sanitaria global a causa de la expansión del coronavirus y la enfermedad asociada, la COVID-19, se ha eliminado momentáneamente la obligatoriedad de registrarse para acceder a la plataforma; algo que puede facilitar que los seguidores del cine underground, así como los profanos del estilo que todavía desconozcan el proyecto, se acerquen a curiosear. “Vivimos en un mundo donde de manera clara el entretenimiento se está volviendo gratuito”, añadía en el NYT Winding Refn sobre su decisión de ofrecer libremente todo ese volumen cinematográfico. Un gesto, todo sea dicho, que tiene mucho de generosidad pero también de verdadero amor por el cine. “Es probable que muchas de estas películas solo cuenten con dos copias físicas y, en cuanto desaparezcan, no quedará rastro. Todo ese esfuerzo en hacer la película, entonces, se habrá perdido. Algo que sería realmente triste”.
La mejor manera de celebrar, así pues, el altruismo cinéfilo del director danés es entrando en byNWR para descubrir las numerosas joyas que, como si fuera un cofre del tesoro, contiene en su interior. La plataforma toma la forma de un magazine cultural dividido en capítulos temáticos comisariados por un experto en cine, literatura o cultura pop, y que vienen con tres películas de cine de serie B o de culto, textos (en inglés) que contextualizan las cintas, además de otro material original, sean vídeos o fotografías de la época. “Nosotros seleccionamos cultura”, explicaba Winding Refn sobre el porqué del empaque de la plataforma, en otra entrevista para la publicación Little White Lies. “Si quieres ver una película en YouTube, hay millones de ellas. Para nosotros se trataba de pensar en aquellos productos culturales de importancia a los que tal vez no se les hubiera dado el suficiente tiempo en su día, su potencial debido respeto o que no se habían visto bajo un prisma concreto. La mayoría de las películas que están en la colección son un tipo de cine muy extremo y para todo tipo de gustos fetichistas”. Vamos a por unas pocas de ellas.
Missing Links: ‘Night Tide’, de Curtis Harrington
Curtis Harrington (1926-2007) es uno de los cineastas más desconocidos en la historia del cine de vanguardia de la Costa Oeste. Con el espíritu surrealista de Maya Deren y la imaginación desbordante de su colega y colaborador ocasional Kenneth Anger como faro guía, las primeras películas de Harrington son obras de atmósferas sutiles, con un pie en el mundo de lo fantástico y el otro en el de lo real.
El segundo volumen de byNWR, titulado Missing Links, ideado por el equipo de redacción de la revista Little White Lies, recupera el primer largometraje de Harrington, Night Tide (1961), con el gran Dennis Hopper (1936-2010) en su primer papel como protagonista, interpretando a un marinero que se enamora de una chica que trabaja haciendo de sirena en las atracciones de Venice Beach. Inspirada en gran medida por el tipo de misterio que pusieron en práctica maestros como el productor Val Lewton (La mujer pantera, Jacques Tourneur, 1942) o el director James Whale (Frankenstein, 1931), Night Tide es una película ensoñadora que evoca la tradición de las leyendas marítimas para trasladarla, con una estética de bajo presupuesto y cámara en mano, a los muelles del sur de California y a escenarios insólitos para el cine de serie B fantástico: un club nocturno de jazz, una playa en la que un grupo de caribeños toca música tribal y, por supuesto, el fondo marítimo, filmado en un blanco y negro inquietante. Para Winding Refn, se trata de “una obra maestra absoluta y uno de los pocos filmes que, de hecho, es capaz de trasladar con naturalidad un cuento de hadas a la gran pantalla”.
“You Ain’t No Punk, You Punk”: cine punk 1976-1981
“Al mirar el cine independiente desde los orígenes de la explosión creativa del punk rock, a mediados de la década de 1970, en adelante, di con un pozo profundo del que extraer material. Y cuando comencé a considerar una descripción general de los materiales que se hicieron durante este período, no paraba de regresar a una de las mejores películas de esos primeros años y que muy pocos han visto: Deaf/Punk (1979), de Richard Gaikowski”, dice Peter Conheim, artista multimedia y uno de los estrechos colaboradores de Winding Refn en byNWR, sobre el sexto volumen que lanzó la plataforma: “You Ain’t No Punk, You Punk”, dedicado al cine punk americano.
El volumen está comisariado también por el periodista musical Bob Mehr, responsable asimismo de la edición de “Hillbillies, Hustlers and Fallen Idols”, el tercer capítulo de este peculiar proyecto y dedicado a las comedias musicales del country-rock de los sesenta, entre otras derivas subculturales del sur americano, entre otras y muy diversas colaboraciones con la plataforma. Sea como fuere, en esta ocasión Mehr aporta buena parte de su sabiduría ayudando a desempolvar material fílmico, en concreto la película Walk the Walk (1970), dirigida por Jac Zacha y un exploited proto-punk que sigue a Mike, interpretado por Bernie Hamilton (hermano del músico de jazz Chico Hamilton), en su lucha contra las adicciones, religión incluida.
Con todo, la joya más peculiar de este tercer volumen es el compendio “Ears, Eyes and Throats: Restored Classic and Lost Punk Films 1976-1981”, que recoge varios filmes musicales punk en los años de su efervescencia en la escena de San Francisco: Deaf/Punk (1979) sigue el concierto de la banda The Offs en el Deaf, y en un blanco y negro muy bruto, y de acuerdo con lo sentenciado por Conheim, es una de esas maravillas que exudan sudor y rabia en cada uno de sus fotogramas. Del mismo modo, son también destacables los trabajos en el ámbito del videoclip de The Residents, Third Reich ‘N’ Roll (1976) y Hello, Skinny (1979) / One Minute Movies (1980), restaurados de su negativo original y a todo color; o los de DEVO (In the Beginning Was the End: The Truth About De-Evolution, 1976); trabajos que aparecen incluso hoy, más de cuarenta años después de su momento estelar, como verdaderas bombas de relojería.
“Dark Brink of Love”: ‘Stark Fear’, de Ned Hockman
Psicodrama, noir raro, noir melodramántico… Stark Fear, de Ned Hockman, ha sido definido de diversas maneras porque pocas veces una película ha sido tan escurridiza en términos de género cinematográfico y en términos de relato, avanzándose cuarenta años a la idea de fluidez narrativa que tanto abunda en el cine contemporáneo.
Antes de nada, Stark Fear es una película de suspense, pero de suspense matrimonial y romántico. Su principal referencia es Alfred Hitchcock y su Psicosis, estrenada el año anterior, y el escenario, los campos de petróleo de Oklahoma; sin duda, un lugar más que peculiar para el género del noir, cuyas historias suelen suceder en centros urbanos como Nueva York y, sobre todo, Los Ángeles. Pero todo en Stark Fear es particular. Comenzando por el origen del proyecto, que arranca, precisamente, en 1961, cuando Ned Hockman, Dwight V. Swain y Joe E. Burke, tres conocidos de Norman (Oklahoma), deciden que saben lo que tienen que saber para hacer una película y se lanzan a la aventura. Hockman y Swain habían colaborado realizando filmes educativos para diferentes instituciones sanitarias del país, mientras que Burke iba a ser el principal inversor de la propuesta. Todo parece ir rodado: forman una pequeña productora (BHS Productions), fichan a un par de estrellas de Hollywood, no demasiado famosas, Beverly Garland y Skip Homeier, y comienza una producción que, como era de esperar, acaba transformándose en un totum revolutum que puede percibirse, obvio, en los cambios de tono que atraviesa la película. Los problemas entre la facción local y los llegados de Hollywood fueron notables –se dice que el propio Homeier tuvo que tomar las rienda de dirección y que Beverly Garland odiaba esa historia, al considerarla absurda–, pero, tal y como puso negro sobre blanco años después la actriz en su biografía, la película logró finalizarse. “No podíamos irnos –escribe la intérprete–, así que la hicimos y nos volvimos a casa”.
Stark Fear ofrece, con todo, varios elementos inolvidables, desde su arranque, unos títulos de crédito sobreimpuestos a varios paisajes de los campos de petróleo de la zona, hasta la primera secuencia, un sorprendente calco de la secuencia de inicio de Psicosis, o a todas las escenas de la protagonista en la localidad de Quehada, un minúsculo pueblo adonde llega tratando de encontrar a su marido, un abusador psicópata, en busca de su perdón. En suma, una conjunción de grandes virtudes y no pocos ítems grotescos, característica paradigmática de este cine sin red y personalísimo que propone la plataforma byNWR. Es un buen momento para darle una oportunidad.