Ingredientes para cuatro personas
Elaboración
Para este postre rebelde, he seleccionado la variedad White Widow x Cheese, que regalamos en el número de diciembre del año pasado. Es del banco Spanish Seeds y se trata de un híbrido de predominancia índica, que crece bastante rápido y fuerte. Sus aromas y sabores, como podéis suponer, nos recuerdan directamente al queso, con toques cítricos y picantes que irán perfectos para nuestras peras. Y sus efectos son bastantes equilibrados, relajados pero sin pesadez, sino con bienestar y buen rollo. Ideales para una sobremesa de las buenas.
A fin de extraer sus atributos, vamos a elaborar una tintura con vermut rojo. Para ello, llenamos hasta arriba un bote hermético con cogollos o restos de manicura (dependiendo de la potencia deseada). A continuación, añadimos el vermut hasta completar el contenido del bote y lo cerramos. Habrá que guardarlo durante cuatro semanas en un lugar donde no le dé la luz y moverlo con suavidad semanalmente. Una vez extraídos los principios activos en el vermut, tendremos que deshacernos del alcohol que contiene. Lo ideal es hacerlo naturalmente, es decir, abriendo el bote y dejarlo así durante una semana más, sin prisas, que es como mejor sale. Cuando el alcohol se haya evaporado, podemos filtrar el líquido por un colador de tela y reservarlo. Y ya tendremos nuestro aliño especial listo para usarlo.
Una vez completado el proceso más largo, podemos comenzar la receta. Lo primero será pelar las peras con mucho mimo. No deberían estar muy blandas, porque, si no, se nos desharán en la cocción y nos costará más trabajo pelarlas correctamente. Para que nos queden bonitas, lo ideal es dejarles el rabito o pedúnculo sin cortar. Una vez cortadas, lo único que tenéis que hacer es sumergirlas en un cazo u ollita con la tintura de vermut. Añadís las especias, la corteza de naranja y el azúcar moreno. Lo ponéis a cocer a fuego medio-bajo durante unos 25 min. Mientras cuecen, las movéis de vez en cuando para que se hagan de forma homogénea y cojan la misma tonalidad por todos los lados. Sabréis que están a punto cuando las pinchéis y estén tiernas. Una vez cocidas, habrá que dejar que se enfríen.
Para montar el postre cogéis un plato bonito y ponéis la pera de pie. Si se os cae podéis hacerle un cortecito en la base o laminarlas un poco sin acabar de cortar hasta el final y abriéndolas en abanico, como en la foto.
A continuación, las salseáis un poco con ese elixir que os ha quedado en el cazo u ollita. Le ralláis un poco de Grana Padano en un lado y, para terminar, le ponéis unas hojas de hierbabuena o menta fresca. ¿Preparados? Pues, adelante. Espero que os guste y tengáis un buen viaje.
¡Hasta la próxima!