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Barcelona-Lisboa Connection

Bacalhau à Brás con BCN Critical XXL

Conectamos las dos capitales ibéricas con esta famosa receta a la que aquí llamamos bacalao dorado. Tiene un poco de curro, pero realmente merece la pena el esfuerzo: el resultado es exquisito y si la aliñáis como aquí os propongo, vais a flipar con el viaje. Esta variedad contiene un 23% de THC, así podréis llegar a Portugal en un momentito.

Ingredientes para cuatro personas

  • 2 kg de patatas
  • 1 cebolla grande
  • 1 diente de ajo
  • 500 g de bacalao en salazón
  • 100 ml de leche evaporada o nata líquida
  • 5 o 6 cs de AOVE para sofreír la cebolla y el bacalao
  • AOVE suficiente para freír las patatas, 1 litro aproximadamente
  • Unas ramas de perejil fresco
  • 1 lata pequeña de aceitunas negras sin hueso
  • 10 ml de AOVE cannábico de BCN Critical XXL

Elaboración

Esta receta la vamos a cannabizar con la variedad BCN Critical XXL, que regalamos con el número de enero del presente año. Pertenece a los barceloneses Seedstockers. Se trata de un híbrido extremadamente potente, con una producción siempre por encima de la media. Su sabor es cítrico y dulzón a la vez. Sus cogollos son densos y pegajosos. Y, para colmo, tiene un crecimiento realmente rápido.

Con esta joyita vamos a elaborar un AOVE cannábico de aceituna negra. Para ello, solo tenemos que llenar un bote hermético de cogollos o restos de manicura y añadir el AOVE hasta cubrirlo. Se cierra y se deja macerar un mes o mes y medio, moviendo el bote ligeramente al menos una vez por semana. Pasado este tiempo, lo filtramos con la ayuda de un colador de tela y ya podemos triturarlo junto a las aceitunas negras deshuesadas. Lo reservamos y nos ponemos con el bacalao.

Lo primero será desalarlo. Lo ponemos en remojo, es decir, que esté bien sumergido en agua el día de antes. Hay que tener en cuenta que la desalación será más o menos rápida según varios factores: en primer lugar, el grosor del bacalao: a más grosor, más tiempo; en segundo lugar, el tiempo que esté en agua: a más tiempo, más desalación, y en tercer lugar, el número de veces que le cambiemos el agua. Para que os hagáis una idea, los trozos que veis en las fotos estuvieron bien cubiertos de agua veinticuatro horas y les cambié el agua unas cuatro veces. Así quedan desalados pero sabrosos, que es lo que nos viene bien para esta receta. Para ahorraros toda esta paranoia de la desalación, siempre podéis comprar bacalao desalado, aunque nunca será lo mismo.

Pues bien, una vez desalado el bacalao, pelamos y cortamos el ajo y la cebolla lo más pequeño que nos sea posible. Podéis incluso rallarlos si queréis, pero llorar no os lo va ahorrar nadie. Cuando esté todo bien chiquitito, lo vertéis en una sartén antiadherente con las cucharadas de AOVE para sofreír. Se trata de que sude a fuego lento hasta que se dore. Mientras lo hace, cortamos el bacalao en cubos de un centímetro de grosor aproximadamente. Una vez empiece a dorar el sofrito, ya le podéis añadir el bacalao y lo rehogáis otros cinco minutos. Lo reservamos y nos ponemos con las patatas. A mí me gusta hacerlo con patatas paja caseras. Como en el caso anterior, también podéis comprarlas de bolsa, pero tampoco será lo mismo.

Pelamos y lavamos las patatas. Si tenéis una mandolina para cortarlas, perfecto, pero si no la tenéis, siempre podéis recurrir a un buen pelador. Lo mejor es cortar las paredes externas de la patata pelada y dejarla hecha una especie de lingote. Así, adaptamos el tamaño de la patata al del pelador y facilitamos que salgan todas las láminas iguales. No os preocupéis por los trozos sobrantes, podéis guardarlos para otras recetas. Cuando las tengáis todas laminadas, le dais el último corte con el cuchillo, lo más fino y homogéneo que podáis. A continuación, habrá que lavar muy bien las patatas cortadas, hasta que el agua en la que están deje de estar blanquecina y se ponga transparente. Después, las escurrimos bien y las freímos en el AOVE destinado para ello. Finalmente, las doramos y las escurrimos en papel de cocina, para que absorba el exceso de aceite.

Ya tenemos todos los elementos para elaborar el revuelto: vamos a ello. En la misma sartén que habíais reservado el sofrito de bacalao, podéis añadir las patatas (reservando unas poquitas para acabar el plato), los huevos batidos y la nata o leche evaporada. Tened cuidado de que no se os pase el huevo: hacedlo a fuego lento y dejadlo meloso.

Para su montaje podéis utilizar un molde o simplemente poner una montañita de revuelto en el centro del plato colocándole unas pocas de patatas paja, de las que habíais reservado, por encima. Acabamos con un poco de perejil picado y unas gotas del superaceite cannábico que teníamos guardado.

Espero que disfrutéis de la degustación y de la digestión.

Bom apetite e boa viagem!

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #287

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