Para celebrar que estamos en el mes de Halloween, vamos a elaborar una clásica crema de calabaza con un toque trascendente capaz de resucitar a un muerto. ¿Quién dijo miedo?
Comenzaremos por la tintura de marihuana, que es lo que más tarda. En esta ocasión utilizaremos Amnesia, una de las reinas de las sativas tipo Haze, que se ha convertido en una de las más apreciadas y populares en el mercado cannábico internacional. Posee un gran efecto sativo de larga duración y muy psicodélico, además de un sabor especiado que va a encajar a la perfección en nuestra receta.
Para hacer la tintura necesitaremos un bote hermético, 25 gramos de restos de manicura o 20 gramos de cogollos y 1/2 litro de una bebida de alta graduación, en este caso utilizaremos vodka. Es bien sencillo: ponemos la marihuana y el vodka en el bote, lo cerramos bien y lo guardamos en un lugar donde no le dé la luz, por ejemplo, un armario. Lo dejaremos ahí durante una semana moviéndolo un poco –no mucho– cada dos días. Pasado este tiempo, lo filtramos con un colador de tela y dejamos que el alcohol se evapore. Este proceso podemos hacerlo lento, dejándolo en un plato hondo destapado sin que le dé la luz durante 48 horas. O podemos acelerarlo poniéndolo a calentar a fuego muy bajo, durante unos 15 minutos no más, en la vitro o la inducción. Si la cocina es de gas, se tendrá que hacer por la vía lenta, ya que el alcohol es muy inflamable y se correría un riesgo innecesario. Cuando se haya evaporado el alcohol, verteremos la tintura en un frasco con cuentagotas para calcular bien las dosis. Y ya podemos ponernos con nuestra crema de calabaza.
Lo primero que hacemos es limpiar bien y cortar en trozos grandes las verduras, teniendo especial cuidado con la tierra que posiblemente tenga el puerro y la dura piel de la calabaza. Después, rehogamos la cebolla, el puerro y la patata con 6 de las cucharadas de aceite de oliva. Cuando empiecen a dorarse agregamos la calabaza, la manzana pelada y cortada en trozos grandes y el toque de curri. Seguimos rehogando unos minutos y añadimos el caldo de verduras. Tapamos y dejamos cocer hasta que la calabaza esté tierna. Por último, añadiremos la nata y la tintura y trituraremos muy bien. Probamos y salpimentamos al gusto.
Ponemos entonces una sartén a calentar con las otras dos cucharadas de aceite de oliva. Cuando esté muy caliente salteamos los langostinos brevemente para que queden dorados por fuera y jugosos por dentro. Los retiramos y montamos los platos, poniendo sobre la crema en el centro uno sobre otro los langostinos y una ramita de alguna hierba decorativa y unas gotas de aceite de oliva. Y ya podemos deleitarnos con sus sabores y efectos.