Pasar al contenido principal

Orientalizando los clásicos

Patatas bravas a la coreana con Critical Neville Haze

Hoy vamos a versionar y cannabizar las clásicas patatas bravas con un toque asiático bastante potente: la salsa kimchi. Procedente de Corea y declarado Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por la Unesco, el kimchi lleva ya un tiempo por estos lares y está presente en muchas de esas recetas de fusión global que inundan nuestros gastrobares y restaurantes.

Ingredientes para cuatro tapas

  • 4 patatas agrias medianas
  • 1 litro de AOVE
  • Sal al gusto
  • 300 ml de mahonesa
  • 50 ml de cannakimchi

Cannakimchi

  • 1 cebolla mediana
  • 1 cs jengibre rallado
  • 2 dientes de ajo
  • 100 ml de agua
  • 1 cs de harina
  • 1 cs de azúcar moreno o miel
  • 2 cs de salsa de soja
  • 1 cs de aceite de sésamo cannábico de Critical Neville Haze
  • 1 cs de pasta de chile rojo
  • 2 zanahorias
  • 100 g de rábano blanco Daikon (o nabo si no lo encontráis)
  • 2 cs cebollino fresco picado

Elaboración

Para tunear esta interesante receta, nada mejor que la Critical Neville Haze Auto, de Delicius Seeds, que regalamos con el número de abril del pasado año. Es una de las sativas más potentes que hemos probado, con un efecto estimulante y eufórico bestial. Sus aromas especiados y a madera se van a integrar en nuestra salsa a las mil maravillas. Así que vamos con ella.

Lo primero será preparar, como siempre, el condimento cannábico, que es lo que más tarda, en este caso el aceite de sésamo. Para ello, y como ya hemos explicado otras veces, haremos una extracción en frío. Meteremos los cogollos o restos de manicura en un bote hermético hasta que esté lleno y los cubriremos con aceite de sésamo por completo. Lo cerramos bien y lo guardamos en un lugar alejado de la luz y el calor durante un mes o mes y medio, moviendo el bote ligeramente al menos una vez por semana. Después pasaremos el contenido por un colador de tela y obtendremos el producto deseado listo para consumir.

Patatas bravas a la coreana con Critical Neville Haze

Una vez que tengamos el aceite podemos comenzar con la salsa kimchi. Normalmente se usa para fermentar col, pepinos u otras verduras, pero hoy la vamos a utilizar para dar el punch picante y cannábico a nuestras papas. Por supuesto, esta es mi versión para esta receta, pero hay muchas más dependiendo de la zona de Corea e incluso de la estación del año en la que se prepare.

Comenzaremos picando lo más pequeño que podamos o rallando, si nos es más fácil, los ajos, el jengibre y la cebolla. Lo dejamos en un bol reservado. Después, disolvemos la harina en el agua fría y la ponemos al fuego en un cazo. Llevamos a ebullición, añadimos el azúcar o miel y removemos un ratito hasta obtener una especie de jarabe. Dejamos templar y lo añadimos al bol con lo que habíamos rallado anteriormente. Y seguiremos añadiendo el resto de los ingredientes: la salsa de soja, el cannaceite y la pasta de chile. Terminamos añadiéndole la zanahoria, el rábano y el cebollino muy picados también. Lo ideal es que repose unas horas como mínimo. Una vez conseguida la salsa, podremos añadirla a la mahonesa y ya tendremos nuestra brava coreana lista.

A continuación, pelamos las patatas y las cortamos en dados de un par de centímetros. Las ponemos en agua y las lavamos bien para quitar el exceso de almidón. Calentamos el aceite a unos 170º y las sumergimos bien escurridas. Cuando estén doradas las retiramos escurriendo al máximo el aceite y les añadimos sal al gusto. Las cubrimos con esta magnífica y estimulante salsa y podemos decorarlas con cebollino o perejil picado. Vosotros elegís si os las coméis con tenedor, con palillos o con vuestros propios dedos.

Y a disfrutar se ha dicho; siempre, con precaución.

LA DOSIS CORRECTA

Se estima que medio gramo por persona si no es usuaria de cannabis es una dosis suficiente para sentir los efectos. Si eres consumidor habitual la tolerancia hacia la sustancia activa hará que necesites el doble: un gramo. No olvides que durante la digestión el THC se convierte en una molécula más potente que propicia una experiencia retrasada y hasta tres veces más intensa que con una cantidad similar fumada. Si cuando fumamos o vaporizamos podemos apreciar los efectos a los 10 minutos y estos nos pueden durar hasta 4 horas, cuando comemos el efecto deseado tarda entre 30 y 90 minutos en mostrarse en todo su esplendor y puede llegar a mantenerse hasta 8 horas. Como es sabido, en ayunas el efecto es mayor.  Dado que no todas las hierbas son iguales y que todos somos diferentes, estos consejos sobre cantidades y efectos son orientativos. Es al comensal al que corresponde encontrar su medida. La prudencia siempre es buena consejera. 

 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #266

Comprar versión impresa

Te puede interesar...

¿Te ha gustado este artículo y quieres saber más?
Aquí te dejamos una cata selecta de nuestros mejores contenidos relacionados:

Suscríbete a Cáñamo