Para celebrar nuestro veinte aniversario vamos a regalarnos una refrescante tarta, con la que comprobaremos por qué en muchas partes del mundo la palabra Skunk se usa como sinónimo de marihuana que coloca.
Elaboración
En esta ocasión tan especial he seleccionado la mítica y legendaria Skunk#1 de Sensi Seeds. Nacida a principios de los ochenta del siglo pasado, está considerada la madre de casi todas las genéticas actuales; según los expertos, está presente en más del ochenta y cinco por ciento de ellas. Su facilidad de cultivo, producción y resistencia, unidos a su intenso aroma, sabor y sobre todo su efecto, la catapultaron rápidamente al lugar que ocupa en la actualidad, no en vano representa más del cuarenta por ciento de las ventas del banco que la trajo al mundo. Para integrarla en la tarta hemos preparado una mantequilla cannábica, cuya elaboración podéis consultar en recetas anteriores.
Comenzaremos la receta elaborando la base de la tarta. Primero trituramos las galletas hasta hacerlas polvo y las mezclamos con el azúcar. Templamos la mantequilla cannábica hasta ponerla a punto de pomada (blandita pero no líquida) y la mezclamos con el polvo de galletas y el azúcar con las manos (limpias siempre) hasta obtener una pasta homogénea. Cogemos un molde para tartas desmontable o de silicona, como queráis, pero que no tenga más de quince centímetros de diámetro para que tenga altura. Si es desmontable, habrá que poner papel de horno en el fondo para poder desmoldarla bien después. Extendemos la pasta de galletas por el fondo del molde hasta crear una capa uniforme y lisa; os podéis ayudar con el culo de un vaso, por ejemplo. A continuación, la metemos en la nevera para que coja cuerpo y empezamos con la elaboración del relleno.
Para el relleno sumergimos las hojas de gelatina en agua fría y las reservamos. Cogemos el queso y lo mezclamos bien en un bol grande con el azúcar y la ayuda de una varilla manual hasta que quede fino y sin grumos. Templamos la leche a un mínimo de treinta y siete grados para poder disolver las hojas de gelatina rehidratadas. Una vez disueltas, añadimos la mezcla al queso, junto con el zumo y la ralladura de lima, y volvemos a integrarlo todo hasta obtener una crema. A continuación, batimos la nata enérgicamente hasta que esté semimontada y la incorporamos poco a poco al bol mezclando bien con movimientos envolventes. Una vez que tengamos todos los ingredientes bien integrados sacamos el molde de la nevera y vertemos la mezcla dentro procurando que quede lo más plana posible. Tapamos con film y volvemos a introducirla en frío durante al menos ocho horas para que compacte bien.
Y, por último, vamos a elaborar la crema de limón que llevará encima. Batimos el huevo y añadimos el azúcar y mezclamos bien. Después, añadimos el zumo de limón y la mantequilla cortada en pequeños trozos. Lo vertemos todo en un cazo y lo ponemos a fuego suave sin dejar de mover con una varilla. Cuando espese retiramos del fuego y ponemos a enfriar; es importante que se haga tapándolo de forma que el film esté en contacto con toda la superficie de la crema, para evitar que se forme una capa dura y reseca por arriba. Una vez que esté bien fría podemos verterla por encima de la tarta desmoldada y empezar ya a disfrutar de nuestro ¡Skunkpleaños feliz!