Ingredientes para cuatro personas
Elaboración
Pollo con almendras, aunque no del chino de la esquina sino del viejo recetario de la abuela... Lo sé, el tiempo escasea y el día a día deja muy poquitos huecos para estos menesteres, pero nuestra salud, nuestro bolsillo y nuestras papilas gustativas nos lo agradecerán con creces. Está muy bien eso de que hay que comer sano, pero para llevar una dieta sana y equilibrada como la que nos dicen que hay que llevar, es necesario tiempo para pensar, comprar y elaborar. Sin embargo, este hecho no se contempla en nuestra sociedad moderna, y ese tiempo al final se emplea para otras cosas.
La dieta mediterránea es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad desde el 2010, y si seguimos por estos derroteros acabará extinguiéndose. Desde aquí queremos poner nuestro granito de arena para su recuperación. Si no tenemos tiempo entre semana podemos hacerlo el finde, por ejemplo, aunque solo sea para una o dos veces por semana. Bueno, ya está bien de reivindicaciones, vamos al lío.
Para este pollito volador he seleccionado la magnífica Mandanga #11 Critical Widow que regalamos con la revista de marzo del año pasado. Se trata de un híbrido de dominancia sativa con sabor dulce y niveles de THC no aptos para principiantes: ¡cuidado! Para poder integrarla en la receta hemos hecho una tintura con vino blanco afrutado y no muy seco.
Como ya hemos explicado en pasadas ediciones, la tintura es muy fácil de elaborar: basta con unos 20 g de flores u hojas con tricomas por medio litro del vino en cuestión. Se introduce todo en un bote hermético y se guarda en un lugar sin luz ni humedad. Lo dejaremos allí durante al menos treinta días moviendo el bote de vez en cuando. Pasado este tiempo, lo filtraremos con un colador fino y ya tendremos la tintura lista para el consumo. Recordad siempre: cuanto mejores sean los ingredientes, más buena estará la elaboración. Si el pollo y el vino blanco son de calidad, al igual que las hortalizas y las almendras, el sabor mejorará ostensiblemente.
Después del trabajo previo, comenzamos la receta. Limpiamos el pollo de exceso de grasa y dividimos cada cuarto trasero en dos; muslo o jamoncito, por un lado, y contramuslo, por otro. Ponemos una cazuela a calentar con el AOVE. Cuando el aceite esté caliente, salpimentamos y doramos uniformemente los trozos de pollo por la parte de fuera (los marcamos, en lenguaje cocinil) y los reservamos. Después, lavamos y pelamos bien las hortalizas. Los ajos podemos dejarlos enteros, pero el puerro, las zanahorias y la cebolla habrá que cortarlos en trozos gruesos y lo más iguales posible entre sí.
A continuación, lo vertemos todo junto a las almendras en la misma cazuela donde marcamos anteriormente el pollo y lo ponemos a sofreír con un poco de sal, tapado y a fuego medio. Lo dejamos que se dore bien removiendo de vez en cuando durante unos 15 min. Cuando haya cogido color, lo retiramos y lo ponemos en un recipiente donde podamos triturarlo.
Después, volvemos a poner el pollo en la misma cazuela y le añadimos la tintura de vino blanco para que cueza y se ponga tierno. Mientras, podemos triturar el sofrito junto con el azafrán en hebra y el caldo de pollo. Cuando se haya evaporado el alcohol del vino, lo incorporamos todo junto con el tomillo, lo ponemos a punto de sal y lo dejamos cocer hasta que el pollo esté tierno y la salsa tenga la textura deseada. En ese momento ya tendremos el plato terminado y podremos proceder a su degustación. Si nos queda demasiado espeso, siempre podemos añadir un poco más de caldo o agua y dejarlo con la textura que más nos guste. Para acompañarlo, aconsejamos un poco de arroz cocido o unas buenas patatas fritas o asadas, lo que más nos apetezca.
Como siempre: ¡buen provecho y buenos humos! Y a disfrutarlo con precaución. ¡Hasta la próxima!