Ingredientes para cuatro personas
Elaboración
El queso es un producto que lleva con nosotros desde el año 7000 aC según algunos estudios. Surgió de la necesidad de conservar la leche que no se podía consumir en el momento, cuando la ganadería daba sus primeros pasos. En aquella época no existían los frigoríficos y no conocían la pasteurización, así que fue un buen método de conservación y transporte de un producto bastante perecedero.
Los primeros quesos de los que tenemos noticias eran de cabra, de hecho, fue este animal el primero en domesticarse para la ganadería. Su uso fue similar al cerdo de nuestra era, lo aprovechaban absolutamente todo: pelo, piel, carne, huesos y leche.
Bien, pues con este queso prehistórico vamos a elaborar nuestra ensalada otoñal. El punto cannábico se lo dará la Mandanga #10 Gorila que regalamos en el número 287 del pasado noviembre. Se trata de una planta de dominancia índica muy potente y contundente. Tiene sabores intensos y complejos, con notas de diesel, tierra o cítricas. Produce una gran cantidad de resina y posee THC en porcentajes bastante altos, hasta un veinticinco por ciento. Sus efectos son relajantes y vienen muy bien para aliviar problemas de ansiedad y de insomnio.
Con ella vamos a elaborar una tintura de vinagre de aceto balsámico cannábico, que después usaremos en la vinagreta que aliñará la ensalada. Como ya hemos explicado en otras recetas, este proceso es largo, así que tendréis que prepararlo con bastante antelación. Necesitaremos 250 ml de vinagre de aceto balsámico y unos 8 g de cogollos de Mandanga #10 Gorila. Meteremos los cogollos en el congelador dos días antes para que el frío nos ayude en la extracción del THC. Después los trituramos y los sumergimos en el vinagre. Lo metemos en la nevera y los dejamos que maceren durante tres o cuatro días. Pasado este tiempo, lo filtramos con un colador de tela y lo metemos en un bote hermético. Podéis añadirle también un cogollo entero dentro del bote para potenciar el aroma y el sabor de la variedad, aunque no es imprescindible.
Una vez acabado este proceso nos ponemos manos a la obra con la ensalada. Podemos comenzar asando la calabaza. Primero habrá que pelarla y quitarle las pipas (que podéis limpiar y tostar después). Una vez limpia de todo, la cortamos en cubos de unos 2 cm y la extendemos sobre una bandeja con papel de horno. Precalentamos el horno a unos 180º. Ponemos un poco de AOVE y de sal a los daditos de calabaza y los horneamos durante 20 min más o menos. Mientras se hace, podemos cortar el queso en trocitos. Si es rulo de cabra, le quitáis la corteza blanca de fuera y dividís el interior en trocitos. Este proceso lo haremos más cómodamente si el queso está bien frío, ya que al ser cremoso, tendrá más consistencia que si está templado o a temperatura ambiente. Podéis hacerlo con la ayuda de un cuchillo o con vuestras propias manos (siempre bien prelavadas).
Si no tenéis los frutos secos tostados, ahora es el momento de hacerlo. Podéis escoger los que más os gusten: piñones, almendras, pipas, nueces o incluso castañas si os place. Los que queráis, siempre que estén pelados y tostados. A continuación, lavamos y cortamos por la mitad los tomatitos cherri y los reservamos.
Para elaborar la vinagreta no habrá que hacer ningún máster en el Basque Culinary Center de San Sebastián, bastará con poner sus ingredientes en un bol o recipiente similar y batir con una varilla o un tenedor hasta que esté bien ligada y se ponga espesa.
Cuando ya lo tengamos todo listo podemos disponernos a montar los platos. Lo primero será colocar las hojas de rúcula y espinaca en forma de volcán, dándole la mayor altura posible con la ayuda de nuestras manos. Después, colocaremos graciosa y proporcionadamente los trocitos de queso, la calabaza asada, los tomatitos cherri y los frutos secos.
Ya solo nos quedará regarla con la vinagreta mágica y disfrutar de su degustación. Es importante que no la reguéis hasta que os la vayáis a comer, ya que las hojas verdes perderían su textura y color en unos minutos y se nos estropearían la vistosidad y el sabor del plato.
Como siempre, espero que os guste y disfrutéis de su elaboración y su degustación. Hasta la próxima: ¡buen viaje y buenos humos!