Elaboración
Para darle el toque psicotrópico a esta singular receta, he seleccionado la variedad autofloreciente Mandanga 3# que regalamos en agosto del año pasado. Esta apreciada maravilla genética mezcla con maestría la Somago con la Critical Mass. Esto nos permite tener una cepa única que aúna el dulce sabor de la Somago con la potencia y la producción de la Critical. Sus cogollos son consistentes, prietos y con mucha resina, y su efecto híbrido es inmediato, potente y de larga duración. Estimulante primero, para después llevarnos a un estado de paz ideal para compartir con quien queramos.
El aceite de cáñamo contiene todos los supernutrientes del cáñamo pero no contiene THC, así que si queremos darle un uso lúdico deberemos añadirlo nosotros. El proceso para su extracción es exactamente el mismo que para el aceite de oliva. Solo tenemos que llenar un bote hermético de cogollos o restos de manicura y añadir aceite de cáñamo hasta cubrirlo. Se cierra y se deja macerar de mes a mes y medio moviendo el bote ligeramente al menos una vez por semana. Pasado este tiempo, lo filtramos con la ayuda de un colador de tela y lo reservamos para su posterior uso. El aroma y sabor que adquiere es una pasada, ya que aúna el frescor vegetal del cáñamo con el exquisito dulzor de la Mandanga 3#.
Para la preparación de las minihamburguesas comenzaremos cortando lo más pequeño posible el ajo, la cebolla, la zanahoria y el perejil. Trituramos los garbanzos con la ayuda de una batidora eléctrica o, en su defecto, con un tenedor a la vieja usanza. Una vez triturados, los pondremos en un bol y añadiremos las hortalizas que hemos picado antes y el resto de los ingredientes excepto el pan rallado. Dependiendo de la cantidad de agua que hayan retenido los garbanzos, habrá que añadir más o menos cantidad. Mezclamos todo muy bien y vamos añadiendo pan rallado poco a poco hasta que la masa resultante tenga la textura adecuada para que nos permita dar la forma a las hamburguesas sin que se nos queden pegadas a las manos. Para hacerlas cogeremos la cantidad suficiente para hacer una bola tamaño pelota de pimpón aproximadamente. Cuando tengamos la bola en la palma de la mano solo hay que presionar un poco con la palma de la otra mano y aplastarla ligeramente hasta que tome su forma. Para terminarlas solo tendremos que dorarlas un poco por ambos lados en una sartén antiadherente, a fuego medio con un poco de aceite de oliva. Si se nos pegan podemos espolvorearles un poco de pan rallado por encima.
Para la salsa de yogur, lo único que hay que hacer es picar bien la hierbabuena y exprimir el zumo de limón y mezclarlo todo con el yogur y el resto de los ingredientes de la salsa en un recipiente que nos permita moverlo con comodidad.
Espero que os guste y que disfrutéis mucho en su degustación. Y si usáis Mandanga, ¡cuidado con la refrescante salsa de yogur!...