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Las Guacamayas

Las Guacamayas
Adán Augusto López, secretario de Gobernación mexicano, junto al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Las Guacamayas es un grupo de hackers latinoamericanos que se dedican a difundir materiales filtrados que exhiben corruptelas de gobiernos o corporaciones transnacionales.

Las Guacamayas es un grupo de hackers latinoamericanos que se dedican a difundir materiales filtrados que exhiben corruptelas de gobiernos o corporaciones transnacionales. Recientemente, alcanzaron la fama por su operación Fuerzas Represivas, que ha hackeado las bases de datos de fuerzas de seguridad de Chile, Colombia, El Salvador, Perú y México. A finales de septiembre pasado, por ejemplo, dieron a conocer el resultado de Sedenaleaks, el hackeo de 4,1 millones de documentos pertenecientes al Ejército mexicano (la Secretaría de la Defensa Nacional, SEDENA). Los documentos comprenden comunicaciones realizadas entre el 2016 y el 2022, y han supuesto un enorme escándalo para el gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Hacemos un breve recuento de los materiales más explosivos difundidos hasta el momento.

Una de las cosas que la filtración ha sacado a la luz es el pobre control que tiene el Ejército mexicano de sus comunicaciones. En el 2020, durante una auditoría al Ejército Mexicano, encontraron “deficiencias en los controles de ciberdefensa para la infraestructura de hardware y software de la Secretaría”. A pesar de los señalamientos, la SEDENA no hizo nada para remediarlo. Estas deficiencias, aparentemente, sirvieron para lograr la filtración masiva. De hecho, el propio titular del Ejército, el general Luis Cresencio Sandoval, tiene la costumbre de enviarse correos electrónicos clasificados desde su cuenta del Ejército a un correo particular al que accede a través de un iPad. Tanto la cuenta como el dispositivo son más sencillos de hackear que los ordenadores que utiliza el Ejército.

De las primeras filtraciones que se hicieron públicas fueron las relacionadas con la salud del presidente. Según los correos del Ejército, López Obrador, de sesenta y ocho años, padece gota, hipertiroidismo y tiene una “angina inestable de riesgo grave”. En enero pasado, estuvo a punto de sufrir un infarto, y por ello lo trasladaron en un helicóptero medicalizado hasta un hospital, en donde le pusieron un catéter. El propio presidente confirmó la veracidad de la información sobre su salud y añadió que cuando le iban a poner el catéter contrajo COVID, lo que retrasó el procedimiento. Al hacerlo, por cierto, confirmó la autenticidad de los documentos filtrados por las Guacamayas.

El secretario de arriba

"La Administración del presidente López Obrador ha espiado a periodistas que han sido críticos y también han seguido muy de cerca a los colectivos feministas, a los que le atribuyen el mismo grado de peligrosidad que al cártel Jalisco Nueva Generación o que a Al Qaeda"

Adán Augusto López es el secretario de Gobernación (el equivalente al ministro del Interior español) y, además, es uno de los hombres más cercanos al presidente López Obrador. De acuerdo con informes de inteligencia militar, podría estar relacionado con el huachicol: la venta de hidrocarburos robados. Desde hace décadas los cárteles se dedican a perforar oleoductos (con la complicidad de personal del monopolio de petróleo Pemex), ordeñarlos y, posteriormente, venden la gasolina a un menor precio. Es un negocio redondo (y muy peligroso, por cierto).

En comunicaciones de agosto de este año (es decir, cuando Adán Augusto ya era secretario de Gobernación), la inteligencia militar señala al también candidato a suceder a López Obrador de formar parte del Caso Olmeca, una red que roba combustible por todo el país y lo vende fundamentalmente en Monterrey. Las autoridades interceptaron comunicaciones de un huachicolero apodado el Hammer, quien se refería al “secretario de arriba” en una posible referencia a Adán Augusto López. El ministro avisa a los miembros del cártel de las operaciones en su contra y también les brinda protección, según se ha publicado en la prensa mexicana.

Los documentos también señalan que Adán Augusto ha incluido en la Secretaría de Gobernación a personas con estrechos vínculos con el cártel Jalisco Nueva Generación, quizás el más poderoso –y violento– de México en estos momentos. Las comunicaciones señalan que el grupo está planeando vender también en Estados Unidos y Arabia Saudí. El presidente, al ser cuestionado por esta información, ha rechazado su veracidad y respaldó a su ministro afirmando que es un “hombre honesto”. Adán Augusto, por su parte, ha asegurado que en un mes se verán resultados en la lucha contra el huachicol.

Gol del narco

Cuauhtémoc Blanco fue un exitoso futbolista mexicano que militó, entre otros equipos, en el Valladolid de la primera división española en el año 2000. Tras su retiro de los campos incursionó en la política: en el 2016 fue elegido presidente municipal de Cuernavaca y dos años después fue electo gobernador del estado de Morelos. Las sospechas de vínculos con el narcotráfico le han rodeado desde que asumió la gubernatura. En enero pasado, tras la detención de un narcotraficante, encontraron fotografías de Cuauhtémoc con tres dirigentes del cártel de Jalisco Nueva Generación (apodados el Ray, la Tripa y el Profe). La fotografía fue tomada en una iglesia, dos meses después de que jurara el cargo de gobernador, y Blanco aseguró que no sabía quiénes eran las personas que le habían pedido la foto.

En las filtraciones de la Secretaría de la Defensa Nacional se establece que la Secretaría de Marina realizó un informe de inteligencia sobre Blanco y concluyó que dos secretarios de su gabinete, el fiscal general del Estado, dieciocho alcaldes, dos diputados locales, un senador y un juez estatal están en la nómina del crimen organizado. El informe, además, señala al propio gobernador de tener vínculos con uno de los cárteles que operan en el estado que gobierna. Morelos es crucial para los cárteles porque colinda con la Ciudad de México y con Guerrero (uno de los principales productores de maría, amapola y metanfetaminas).

Prioridades

Otro de los aspectos que ha revelado la filtración de los documentos del Ejército es que el gobierno de López Obrador, al igual que hacían sus predecesores, espía a periodistas y activistas. Para hacerlo utiliza un software llamado Pegasus, que elabora la empresa israelí NSO y que solo vende a gobiernos (es decir, no a particulares). A través de una videollamada perdida de WhatsApp, Pegasus infecta el móvil de la persona y tiene acceso a todo su contenido (incluso, el cifrado). También tiene la posibilidad de encender el micrófono o la cámara del teléfono. Además, las últimas versiones de Pegasus permiten borrar el rastro de la infección, que solo puede ser detectado mediante un análisis forense que realizan pocas empresas en el mundo.

La Administración del presidente López Obrador tiene una licencia para utilizar este programa y se han encontrado pruebas de que ha espiado a periodistas que han sido críticos con su Administración. También han seguido muy de cerca a los colectivos feministas. En el 2020, mientras su Administración construía un nuevo aeropuerto, el Ejército realizó un “estudio” de los colectivos capaces de cometer acciones que ralentizaran la construcción de un nuevo aeropuerto en la ciudad de México. Los militares les daban una calificación, entre el 1 y el 15, indicando su grado de peligrosidad. Curiosamente, los colectivos feministas tenían el mismo grado de peligrosidad que el cártel Jalisco Nueva Generación o que Al Qaeda.

El goteo de información sobre las filtraciones continuará durante los próximos meses. Los archivos contienen de todo, desde investigaciones contra integrantes de la Administración, hasta detalles más folclóricos, como las estrategias para mejorar la imagen del Ejército. De acuerdo con el Plan Estratégico de la Dirección General de Comunicación Social, uno de los objetivos de los militares es “impulsar el empleo de personajes militares en programas televisivos”, como en las telenovelas, y apoyar películas donde aparezcan acciones heroicas de militares con un objetivo mínimo de tres películas por año.

Ovidio Guzmán
Ovidio Guzmán, hijo del Chapo.
Culiacanazo

El mayor fracaso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la lucha contra el narco ocurrió el 17 de octubre de 2019. A las 14.30 h de ese día, una patrulla de treinta y cinco soldados detuvo en su casa a Ovidio Guzmán, hijo del Chapo. Pretendían extraditarlo a Estados Unidos y estaban seguros de su éxito, tanto que transmitieron el operativo por televisión. Sin embargo, antes de que pudieran salir de su casa, los soldados fueron rodeados por sicarios del cártel de Sinaloa. Los narcotraficantes también empezaron a atacar policías, secuestraron a un soldado y liberaron a cincuenta y un presos de la cárcel de la ciudad. A las 17.00 h, el presidente ordenó la liberación del hijo del narcotraficante más famoso de México para evitar una masacre.

En la filtración de las Guacamayas, queda claro que la Fiscalía mexicana investiga a los soldados que participaron en el operativo de ese día. Tienen fuertes sospechas de que algunos de ellos colaboraron con el cártel para generar caos en Culiacán y conseguir, finalmente, la liberación de Ovidio. Siete de ellos declararon ante el fiscal, aunque entre los documentos filtrados hasta el momento no existen indicios de lo que declararon.

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #300

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