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Chile: la Justicia del lado de un paciente medicinal de cannabis

“Estuve en una cárcel de máxima seguridad por 27 días”, cuenta Nicolás Bustamante, que fue sobreseído en una causa penal por tener plantas de cannabis en su hogar. El ex candidato a concejal de Doñihue cultivaba para tratar su depresión.

“La idea suicida llegó nuevamente. Lo intenté estando adentro… había una cuerda en la celda y la miraba, la miraba. Sentía una soledad… no podía dialogar con nadie”. Las palabras son de Nicolás Bustamante, un usuario de cannabis medicinal chileno que sufre de depresión, y quien recuerda los días que estuvo en un penal de máxima seguridad al ser denunciado por el cultivo que tenía, en medio de su campaña política para ser concejal de la comuna de Doñihue. Si bien su cuadro mental se agravó a partir de los días que estuvo preso, esta semana se puso fin a lo que él describe como una verdadera película de terror. A casi tres años de haber iniciado una causa en su contra, la Justicia declaró su sobreseimiento y sentenció que el paciente terapéutico no había cometido un delito.

En un juicio celebrado días atrás, la Fiscalía de la ciudad de Rancagua, a cargo de Jorge Mena, pidió unos cinco años de prisión para Bustamante acusándolo del delito de tráfico de drogas. Pero el Tribunal Oral en lo Penal desestimó la pena y dictó el sobreseimiento del ex candidato a concejal al reconocer el uso medicinal que estaba haciendo, ya que contaba con indicaciones médicas. En un fallo dividido, los jueces entendieron en su mayoría que “la droga encontrada se enmarca dentro de un tratamiento médico”, dice el abogado de Bustamante, el defensor público Oscar Ortega. “La propia legislación no determina la cantidad, sino que se exige que sea proporcional al tratamiento establecido”, agrega el letrado sobre la normativa chilena que rige desde 2016 y permite el autocultivo terapéutico de cannabis si se cuenta con una indicación médica. Sin embargo, Bustamante tuvo que esperar tres años para que su causa se cerrara. 

El caso comenzó el 26 de marzo de 2021. En diálogo con Cáñamo, Bustamante reconoce que fue una fecha clave en su vida. Por esos días, él estaba enfocado en las elecciones comunales para convertirse en concejal de Doñihue. Pero los Carabineros, una fuerza policial militarizada de Chile, irrumpieron el centro de operaciones de la campaña y hogar de Bustamante. En el lugar estaba su esposa y padre, quienes vieron como se lo llevaron preso al encontrar las plantas de cannabis que cultivaba para tratar su depresión. “Me dejaron en una cárcel de máxima seguridad compartiendo celda con un triple homicida. Los primeros cinco días no tuve agua, ni baño. La primera vez que pude llamar a un familiar fue a los 15 días y a los 25 pude hablar con un abogado. Estuve en la cárcel unos 27 días y se sentía a persecución que había en mi nombre”, cuenta Bustamante sobre sus días en La Gonzalina, considerada la prisión más peligrosa de Chile.

El encarcelamiento de Bustamante no solo detuvo su tratamiento terapéutico con cannabis. Además, su cuadro mental empeoró y la carrera política fue enterrada. Él no descarta que la causa en su contra haya sido una maniobra para frenar su candidatura, en un momento que las instituciones chilenas tenían una sensibilidad particular. En aquellas elecciones de 2021 se decidieron los candidatos que redactarían la nueva Constitución del país. “En medio de la campaña me pusieron unas denuncias anónimas y hay señales que tienen una relación con la política. La forma en que fue tratado el caso servía para anular mi imagen. Sin tener antecedentes fui acusado como traficante, cuando tenía una receta médica”, cuenta Bustamante, quien ahora pretende denunciar al Estado para recibir una reparación por los daños sufridos. 

“Ya existe una denuncia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos y que fue aceptada. Estamos esperando el cierre definitivo de la causa, porque la Fiscalía tiene un período para apelar el fallo. Una vez finalizado, tomaremos los pasos correspondientes. Esto me va a dar tranquilidad también”, adelanta el ex candidato a concejal. “Toda la vida he trabajado para el sector público y que el Estado, al que tanto le trabajé, me mantuviera preso me hizo sentir de la peor manera”, asegura. 

Nicolás Bustamante y su familia.

Nicolás Bustamante y su familia.

Bustamante tiene 37 años, está casado, tiene dos hijos pequeños y espera un tercero. Cuando se recibió como profesor de educación física, ingresó a trabajar en la administración pública de su ciudad, ligado a las organizaciones deportivas locales. Pero en 2018 dejó su puesto por diferencias en la gestión y empezó a padecer la depresión al no encontrar un nuevo trabajo. “Pasé por varios psiquiatras que me recetaron diferentes medicamentos que no tenían mayores resultados. Hasta que conozco al neuropsiquiatra Rodrigo Zepeda. Me recomendó vaporizar cannabis”, cuenta Bustamante. “Casi instantáneamente” empezó a sentir mejoras en su estado de ánimo, apenas probó las White Widow que cosechó tras consejo de su médico. “Yo había fumado algunas veces en la facultad, como forma recreativa. Pero con el tratamiento sentí que volvía a estar activo. Cuando estaba apagado dormía todo el día; no llevaba mi vida. Con el consumo medicinal mi cabeza volvió a trabajar”, dice. 

Con el ánimo por las nubes, Bustamante decidió volver a la política al ser alentado por las organizaciones deportivas con las que había trabajado años atrás. Su candidatura a concejal no pudo prosperar. Ahora, con su final sobreseimiento, él es más consciente que nunca que “su lugar no es fuera de la política” y ya piensa en su relanzamiento. La causa judicial a la que se enfrentó le hizo convencerse de que hay que dar cambios profundos en las instituciones. “Vamos a luchar para que se deje de perseguir pacientes, porque en Chile se los acusa falsamente de traficantes, aunque tengan receta médica”, sostiene. Además, Bustamante tuvo un acercamiento crucial, tanto por su caso, como en su carrera política.

Desde la detención de Bustamante, una de las voces que más lo defendió fue la de Ana María Gazmuri. Ella es diputada nacional y una de las activistas cannábicas más importantes de Chile. La ex actriz es la presidenta de la Comisión de Salud en el Parlamento y fue directora de la Fundación Daya, una de las organizaciones claves que lograron la regulación medicinal de 2016. “Ella nunca me dejó solo. Me acompañó el día del juicio y a mis padres durante el proceso. Fue un gran apoyo para conseguir la libertad”, dice Bustamante sobre la diputada, quien ahora podrá tener un aliado incondicional en Doñihue. Sin embargo, Bustamante dice que antes de relanzarse a la política, “hay que pensar en la familia. Mi esposa se llevó gran parte de esto. Y como en su momento sucedió con mi candidatura, la decisión será en familia y equipo”, dice. 

De lo que sí está seguro Bustamante es que ahora, con su sobreseimiento final, volverá a cultivar cannabis en su jardín después de tres años sin cosechas. “Por el proceso judicial, hay un miedo que tengo hasta el día de hoy. Pero sacaré una nueva receta y me armaré de valor para volver a plantar porque no cometí ningún delito”, cierra. 

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