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Los muertos silenciosos de la heroína en Colombia

El 31 de agosto fue el día mundial de sensibilización para evitar muertes por sobredosis, la principal causa de muerte por consumo de drogas en Norteamérica, Europa y Asia. En Colombia también podría serlo, pero no sabemos cuántos son los muertos.

El 31 de agosto fue el día mundial de sensibilización para evitar muertes por sobredosis, la principal causa de muerte por consumo de drogas en Norteamérica, Europa y Asia. En Colombia también podría serlo, pero no sabemos cuántos son los muertos. El país ha logrado avances significativos, pero se necesitan hacer más esfuerzos para evitar la epidemia que mató en el año 2018 a 68.557 personas por consumo de opioides en Estados Unidos. Nos han hecho pensar que el problema más grave de la heroína es la dependencia, el VIH o la hepatitis, pero la muerte por sobredosis no ha recibido la atención que se merece. 

Uno de los principales problemas es que en Colombia no sabemos cuántos son los muertos por sobredosis de heroína en los últimos 10 años. Según datos obtenidos de las fuentes de RIPS –Registro Individual de Prestación de Servicios de Salud– y Registro de Estadísticas Vitales y Defunciones del Ministerio de Salud, en las 10 principales ciudades afectadas por el consumo de heroína, entre el año 2009 y junio del 2019 se habían atendido 2.891 casos de sobredosis en 837 personas. Cali ocupa el primer puesto con 718 casos reportados, le sigue Medellín con 559 atenciones y Bogotá con 347 casos. Pese a este alto número de casos atendidos y teniendo en cuenta que aproximadamente el 37 % de los consumidores han sufrido una sobredosis, resulta extraño que esta misma fuente solo haya reportado cuatro defunciones por sobredosis de heroína en los últimos 9 años: dos en Cali y dos en Bogotá. 

Por otro lado, la fuente: Cubos SISPRO – Estadísticas Vitales, DANE indica que entre el año 2013 y 2017 se reportaron en Colombia 341 personas “muertas por y exposición a narcóticos y psicodislepticos [alucinogenos] que incluye la heroína”, pero también incluye, “ácido lisérgico [LSD], cannabis (derivados), cocaína, codeína, mezcalina, metadona, morfina, opio (alcaloides)”, es decir, que no existe la posibilidad de saber a ciencia cierta cuántas personas han muerto por sobredosis de heroína u otro opiáceo de manera directa. 

Lo cierto es que el país no sabe cuánta gente se muere por sobredosis de heroína u otros opioides y el estado debería unificar y actualizar el actual sistema de monitoreo de muertes por sobredosis de heroína y otros opiáceos de manera desagregada, actualizar el cuerpo médico y de salud para que las muertes sean registradas como “sobredosis o envenenamiento por heroína” y no por paro cardiorrespiratorio, ampliar y fortalecer los programas de reducción de riesgo y daño para personas que se inyectan drogas, Impulsar registros comunitarios y familiares de casos de sobredosis y muertes por consumo de heroína, revisar el enfoque comunitario de la guía de manejo de sobredosis y uso de Naloxona con las organizaciones de base, distribuir Naloxona de manera gratuita y sin barreras en los ambientes comunitarios y las redes de consumo de heroína, implementar campañas comunicativas enfocadas en los riesgos de la dependencia a los opioides legales y sus consecuencias, regular de manera estricta la difusión, promoción, publicidad de las compañía farmacéuticas y vigilar de manera estricta a los médicos en su formulación de opiáceos legales. 
 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #12

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