Casi en sintonía a la publicación que realizó el Ministerio de Sanidad de la consulta pública para formalizar el Real Decreto que regularía el uso medicinal del cannabis en España, la industria farmacéutica ya comenzó a presionar públicamente para ser un protagonista en la producción de medicamentos derivados de la planta. El Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF) ha difundido un comunicado en el que asegura que su papel deberá ser “fundamental” en la normativa que se establezcan las condiciones para la elaboración y dispensación de fórmulas magistrales a base de cannabis.
“Trabajaremos en esta línea para asegurar que, en cualquier solución que se adopte, siempre esté un farmacéutico garante en todo el proceso, y para colaborar activamente en la farmacovigilancia y la educación sanitaria para el uso seguro”, afirmó el CGCOF en el documento difundido la semana pasada. Tal como ha publicado Cáñamo anteriormente, la futura normativa sería un primer avance para las personas que sufren un número limitado de enfermedades y, por primera vez, podrían acceder por primera vez a sus medicamentos dentro de un mercado regulado. Sin embargo, Sanidad plantea en esta instancia un modelo donde la producción estará en manos de las empresas farmacéuticas y en el que quedarán desplazadas las asociaciones civiles que, en sus clubes, asisten hace años a los usuarios y pacientes terapéuticos.
El grupo de farmacéuticos se entusiasma con la idea que las empresas productoras de medicamentos acaparen un negocio que, al menos en España, está empezando a regularse en el mercado interno. De hecho, el CGCOF ha confirmado que esta será la línea de trabajo acordada con Sanidad, después de una reunión que mantuvieron el día anterior a la publicación de la consulta pública mencionada.
“La utilización de principios activos en su condición de medicamentos requiere de evidencia clínica demostrada de calidad, eficacia y seguridad, mediante la realización de ensayos clínicos, autorización de puesta en el mercado, indicaciones concretas, composición conocida, forma farmacéutica adecuada, demostración de actividad y posología adecuada para cada patología”, dijeron los farmacéuticos que desconocen que todas esas prácticas las realiza el activismo hace décadas en la absoluta clandestinidad.