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Poppers en la juventud española: entre encuestas, fiesta y riesgos

Si bien los poppers (nitritos inhalables) aparecen como un consumo minoritario en las encuestas oficiales españolas, en determinados circuitos su presencia es más visible. La distancia entre la estadística general y lo que reportan estudios centrados en fiestas nos plantea el desafío de cómo medir mejor este fenómeno.

En la encuesta EDADES 2022 (15–64 años), la categoría “inhalables volátiles” registra 1,7% de consumo alguna vez, 0,2% en los últimos 12 meses y 0,1% en los últimos 30 días. En ESTUDES 2023 (14–18 años) los porcentajes suben a 2,8%, 2,1% y 1,0% respectivamente. Sin embargo, la imprecisión del cuestionario incluye colas, disolventes, gasolina y también “poppers/nitritos”, lo que impide aislar cuánto cada uno corresponde exactamente.

La investigación divulgada por Energy Control sitúa, en cambio, a los poppers en el centro de determinadas prácticas recreativas. En su muestra, el 54,7% declara consumo en los últimos 12 meses y el 22,3% afirma que su primer uso fue en ese mismo periodo. La sustancia llega sobre todo por invitación o regalo (80,3%) y un 43,0% la percibe “muy fácil” de conseguir, siendo las discotecas o clubes (72,2%), festivales (59,0%) y raves (41,5%) lo lugares donde es más recurrente su consumo.

El patrón de uso también es relevante ya que el 65,2% reconoce mezclar popper con otras sustancias como el con alcohol (59,8%), cannabis (41,6%) y MDMA (34,8%) entre las combinaciones más citadas. El Observatorio de Energy Control (OEC) apunta en la misma dirección en su informe 2022: dentro de una muestra recreativa (1.412 cuestionarios), el 49,9% reporta consumo de popper en los últimos 12 meses. Son datos no extrapolables al conjunto de la juventud, pero sí útiles para entender la normalización en ciertos circuitos.

Sin embargo el popper no está exenta de riesgos. El dosier del Plan Nacional sobre Drogas recuerda que nunca debe ingerirse: la vía oral puede causar daños graves, incluida metahemoglobinemia (cuando la sangre no transporta oxígeno). También advierte de su inflamabilidad y de la peligrosidad de combinarlo con fármacos para la disfunción eréctil (sildenafil o tadalafil) por hipotensión severa y del estrés cardiovascular añadido si se usa junto al MDMA, anfetaminas, metanfetamina o cocaína.

En España su venta está formalmente prohibida, pero en la práctica sigue circulando, a menudo camuflada bajo etiquetas engañosas. Ese desfase entre lo que recogen las encuestas generales y lo que se observa en la noche se aborda mejor con mediciones más específicas, información clara. Porque si los poppers se concentran donde más se socializa el consumo, el reto generar alarma sino afinar mejorar las instancias de consulta y generar dispositivos de reducción de riesgos allí donde la fiesta ocurre.

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