A pesar del fortuito cambio de localización de este año, Cannafest sigue siendo la cita centroeuropea más importante del año y la que recibe un mayor número de asistentes. Habiendo llegado ya a la edición número 8, y volteando la cifra, nos sugiere el carácter infinito de un encuentro que no hace más que crecer.
Antes de que el gélido frío continental, la nieve y el hielo se apoderaran de las calles de Praga, los amantes de nuestra querida planta tuvieron su cita más importante del año. El 10, 11 y 12 del pasado noviembre, Cannafest llenó de cultura cannábica el recinto ferial de Letňany, espacio al cual se trasladó toda la maquinaria ferial desde el céntrico barrio de Holešovice después del hundimiento de parte del techo después de fuertes tormentas del clásico recinto de Výstaviště Praha.
“Este año hemos rebasado de nuevo el récord de asistencia con 30.784 visitantes”, apunta Lukáš Běhal, director del evento. “En total 260 expositores de 26 países de todo el mundo han venido a presentar sus productos y las dimensiones del recinto han sido de un total de 16.500 m2.” Cabe destacar la gran cobertura mediática del evento, con una gran cantidad de periodistas acreditados de varios países del mundo.
País de valientes
Praga fue antiguamente la capital del reputado Reino de Bohemia y actualmente lo es de la República Checa. Sus calles rezuman historia y la actitud de su gente es herencia de un pasado intenso y un presente que denota fortaleza económica. Hay que ser valiente para prender la llama con el peligro que tus dedos queden entumecidos por el frío, pero en eso la población más joven tiene tablas.
Por lo que al cannabis se refiere, las leyes y la política liberal checas en materia de drogas han hecho ganarse a Praga la reputación de ciudad tolerante. En 2014 se estableció un criterio uniforme para especificar la cantidad exacta de algunas sustancias en base a las cuales el poder judicial y la policía deben actuar. Se marcaron unos límites más estrictos para la maría motivado por el creciente número de usuarios jóvenes, estableciendo en 10 g de marihuana seca la cantidad máxima permitida que una persona puede llevar consigo. Como ya sabemos, de la ley importa no solo su existencia y cumplimiento sino también su aplicación, así que la supuesta permisividad no significa que se esté exento de cualquier problema con la justicia si no se actúa de modo responsable y cauteloso aún estando dentro los límites permitidos.