Este texto forma parte de una serie de artículos que reúnen las novedades más relevantes ocurridas en el último año —de septiembre de 2021 a julio de 2022— sobre el cannabis y otras drogas en distintas partes del globo.
Primero el Gobierno autorizó a las asociaciones sin ánimo de lucro a realizar cultivos colectivos de cannabis medicinal para los pacientes asociados. A partir de entonces, además del autocultivo medicinal individual, los pacientes pueden asociarse en grupos de hasta 150 socios cultivadores para poder autoabastecerse de cannabis, siempre que cuenten con la recomendación de un médico y estén inscritos en el registro estatal.
Más tarde el Gobierno aprobó una regulación para permitir el desarrollo de una industria nacional del cáñamo industrial y el cannabis medicinal, ampliando el anterior marco regulatorio y permitiendo que empresas privadas, cooperativas y pequeños productores puedan cultivar y producir cannabis con fines medicinales e industriales para su uso en Argentina y para su exportación. Y luego el país también reguló la venta de semillas de cannabis de variedades registradas.
Por su parte, Colombia perdió en el último año una oportunidad de regular el cannabis recreativo después de que la Cámara de Representantes rechazase un proyecto de ley para regular el uso adulto. Aún así, el futuro de la regulación es más posible que nunca en Colombia con el nuevo presidente del país, Gustavo Preto, quien durante su campaña electoral criticó el actual enfoque de guerra contra las drogas y prometió un cambio en las políticas en el que podría tener cabida algún tipo de legalización de las drogas.
Parece seguro que se planteará una regulación del cannabis para adultos y quizá también algún abordaje nuevo respecto a la hoja de coca. Aprovechando la situación, este julio un grupo de congresistas, asociaciones indígenas, afro y campesinas del país anunciaron un futuro proyecto de ley para regular los usos adultos y medicinales de la hoja de coca, la amapola de opio, los hongos y sus derivados.
Por otro lado, durante los últimos meses de mandato del anterior presidente de Colombia, su Gobierno reguló los mecanismos y requisitos para el uso industrial del cannabis no psicoactivo en la producción de alimentos, bebidas y textiles, para dar un empujón a la industria.