Debido al estado de alarma el precio del cannabis que se puede adquirir en España ha aumentado con respecto a meses anteriores.
Una de las previsibles consecuencias del estado de alarma para las sustancias ilegales es que se van a mover poco y mal. Al menos eso es lo que parece que está pasando. Si uno necesita justificar sus movimientos y a policía para a las personas que deambulan por la calle, la lógica nos dice que el suministro habitual de marihuana va a estar más difícil. Es por esto que, según algunos medios, el cannabis está aumentando de precios, hasta el triple, en lugares como la capital de España.
El gramo ha pasado de costar de 5 a 6 euros a 10 e incluso 15 euros. Ante la escasez el menudeo encuentra la oportunidad de apretar los precios. Se puede leer en algunos medios que gente que compró 50 euros de marihuana se encuentra con la mitad de lo que habitualmente hubiera adquirido.
Se dan dos circunstancias: la primera es la ya comentada vigilancia policial que esta impidiendo al narcotráfico alijar sus mercancías de la misma manera que antes. Por otro lado, las personas que trafican en la calle no pueden estar en los lugares habituales, por lo que se dificulta más aún poder conseguir el material. El miedo del camello ya no está en que le pillen el material y les multen, el problema está en que la multa es doble: la mercancia y saltarse el confinamiento. La segunda sanción es más dura que la primera, según el caso.
Esto está llevando a la gente a comprar en viviendas, algo que, dadas las circunstancias de propagación del virus, es mucho más peligroso que comprarlo en la calle.
La cocaína, por su parte, parece que no se resiente demasiado y el aumento es ligero. Según un informe da la crisis económica del 2008, que se plantea en The Irish Times, esto tiene una explicación: la gente que consume cocaína los fines de semana en exclusiva no van a ir a comprar “por necesidad”, sino que es un objeto de consumo del que se puede prescindir. De ahí que los precios se mantengan más o menos estables. La heroína también suele mantener sus precios porque el que está enganchado al caballo va a salir de casa hasta donde haga falta por conseguir las dosis necesarias. La dificultad para el movimiento del consumidor pondrá trabas a que consiga su objetivo pero los precios no se dispararon por aquel entonces y se cree que podría ser el caso ahora con el COVID-19.
Entonces, ¿cómo hacer los intercambios por la calle? Pues una manera es mediante el paseo con el perro y quedada en un lugar determinado. Los pagos se realizan por transferencia de móvil para evitar el contacto y todo solucionado, tal vez. La gente compra más para tener que ir menos, como está pasando con la comida.