El Primer Ministro de Reino Unido, Boris Johnson, anunció hace una semana varias medidas destinadas a castigar a los usuarios de drogas y una inversión de 1000 millones de libras esterlinas destinadas a combatir el tráfico de drogas y financiar programas de deshabituación al consumo de substancias. El anuncio del Gobierno ha generado críticas por parte del Partido Laborista, expertos en políticas de drogas y organizaciones que trabajan por la despenalización, quienes consideran que la política que quiere aplicar Johnson resultará tan contraproducente como lo han sido las medidas prohibicionistas de los últimos 50 años.
Según ha publicado The Guardian se trata de un conjunto de medidas encaminadas a reducir el uso y el tráfico de drogas para los próximos 10 años. Una buena parte estarán enfocadas en el desarrollo de medidas represivas al margen del sistema judicial contra los usuarios de drogas. Esto incluye dar capacidad a la policía para utilizar las agendas de los teléfonos incautados a traficantes con el fin de contactar a los clientes consumidores de drogas para enviarles advertencias, y también la posibilidad de retirar el pasaporte o el permiso de conducir a las personas que hayan cometido infracciones relacionadas con el uso o posesión de sustancias ilícitas.
Otras medidas incluyen el compromiso de desmantelar más de 2000 vías de tráfico de drogas a áreas rurales y realizar miles de arrestos más, la inversión de 145 millones de libras en programas para las áreas rurales, la ampliación de pruebas de detección de drogas en el momento de un arresto y una inversión de 780 millones en programas de tratamiento y recuperación.
“Si bien se agradece el aumento de la financiación para el tratamiento de las drogas, el enfoque en sentencias más punitivas para las personas que suministran drogas es la continuación de una narrativa cansada y dura con las drogas, la misma que hemos tenido en el Reino Unido durante décadas. Mientras Nueva York anuncia la apertura de salas de consumo de drogas, Alemania se mueve para legalizar el cannabis como muchos estados de EE UU y Canadá, y más de 30 países ponen fin a las sanciones penales por posesión de drogas, Gran Bretaña está retrocediendo, adoptando un enfoque de guerra contra las drogas al estilo Nixon”, dijo a The Guardian Niamh Eastwood, directora ejecutiva de la ong Release.