El suceso más significativo y el de mayor alcance a nivel internacional de los últimos 12 meses fue el reconocimiento por parte de la ONU a la utilidad medicinal del cannabis, ocurrido en diciembre de 2020. La Comisión de Estupefacientes de la ONU votó a favor de una recomendación de la OMS para quitar el cannabis y su resina de la Lista IV de fiscalización, una clasificación que no reconoce valor terapéutico a las drogas incluidas. La decisión fue aprobada con 27 países a favor, 25 en contra y una abstención. La Comisión votó otras cinco recomendaciones de la OMS para reducir las restricciones sobre el uso del cannabis medicinal, pero estas fueron rechazadas, algunas por muy pocos votos de diferencia.
A nivel de las instituciones de la Unión Europea ha habido pasos importantes, especialmente en lo que se refiere al cáñamo industrial y el CBD. En octubre el Parlamento Europeo votó a favor de aumentar el nivel de THC permitido en los cultivos de cannabis del 0,2% al 0,3% junto con otras propuestas de modificación de la Política Agraria Común. Las propuestas aún deben ser negociadas con la Comisión Europea y el Consejo Europeo para que puedan ser definitivamente aprobadas y aplicadas.
Un mes más tarde, en noviembre, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitió un fallo a favor de la comercialización del CBD. El tribunal dictaminó que un estado no puede prohibir la importación y comercialización de CBD extraído de la totalidad de la planta del cannabis desde otro país de la Unión. La sentencia fue emitida sobre el caso de una empresa francesa que importaba y vendía líquidos de CBD, y motivó que tres semanas después la Comisión Europea comunicara que el cannabinoide CBD no se considera un narcótico y que puede ser comercializado como alimento en la Unión Europea. Ambos pronunciamientos son un espaldarazo al sector y un incentivo para que los Gobiernos nacionales emprendan regulaciones del CBD, aunque muchos estados, como el nuestro, se siguen resistiendo.
Este año la Comisión Europea ha añadido el CBD y el CBG a la lista de ingredientes seguros para su uso en cosmética a través de su inclusión en el catálogo Cosing, la base de datos de la Unión Europea de ingredientes cosméticos autorizados. La lista Cosing no es legalmente vinculante, sino que sirve como guía para que los estados miembros de la UE adopten regulaciones nacionales sobre productos cosméticos, y su objetivo es armonizar las legislaciones nacionales de la UE para facilitar la libre circulación de los productos. Esto quiere decir que los países de la UE pueden adoptar sus propias regulaciones del CBG que pueden no coincidir con lo especificado en la lista Cosing.
Por último, justo antes de empezar el verano más de 40 eurodiputados se unieron para formar un nuevo grupo parlamentario y tratar de conseguir medidas de regulación del cannabis medicinal para toda la Unión Europea. Los eurodiputados quieren introducir la perspectiva de la UE con miras a un futuro en el que se pueda establecer un marco legislativo común que no ponga en riesgo a los pacientes con recetas de cannabis que viajan de uno a otro país del territorio. El grupo nació a partir de la unión de dos grupos parlamentarios que ya existían con anterioridad y que tenían objetivos similares respecto al cannabis.