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“Cuanto más prohibida, más se consume”. Entrevista a Ana Alvarado

Cáñamo Chile entrevistó a Anita Alvarado y aquí os traemos lo que nos contó sobre su vida y su relación con la marihuana.

El texto original lo podéis encontrar en nuestra página de Cáñamo Chile.

Anita, vamos al grano: ¿qué sustancias has probado?

Cocaína y marihuana. Nada más. Fue antes de irme a Japón (en 1990) y no lo he vuelto a hacer. Y menos mal ¡imagínate si hubiese seguido! Yo conocí a compañeras mías que fueron con un objetivo a trabajar a Japón, y que luego perdieron el rumbo. Murieron por la droga. Allá, los mafiosos no les pagan con dinero a las prostitutas, las inyectan. Así las controlan. Además, cuando regresé a Chile, con todo el dinero que tenía podría haberme metido, pero ahora estaría perdida, absolutamente. Yo soy muy apasionada, y cuando la gente es apasionada, no corta inmediatamente los vicios.

¿Y volviste a probar alguna vez?

No. Primero, porque tengo un montón de hijos (nueve), y para mí es súper importante ser mamá, estar consciente para ellos. He visto madres que consumen drogas y cómo que pierden la noción. A mí no me gustaría perder la noción y no estar consciente de si mi hijo tiene hambre o si le falta una muda. No, ya lo probé y no fue una buena experiencia.

No hay primera sin segunda

Anita Alvarado se acomoda en su sillón, saca un cigarrillo, lo enciende y espera las siguientes preguntas con atención. Se va soltando de a poco. Ella es espontánea y se escucha sincera. Si no fuera así, sería difícil creer que su relación personal con las drogas estuviera ligada sólo a unos cuántos episodios de su vida.

¿Cómo fue tu primera experiencia con drogas?

Cuando consumí cocaína, casi me morí, me dio taquicardia. Después fumé marihuana y quedé pa’ la cagá. No fue chistoso. Fumé con la típica amiga que te dice “aquí todos consumen, pruébalo”.

¿Y nunca más?

Después fumé de nuevo. Esa vez fue chistoso. Estaba con un mino y me dio churrete, ¡de ese churrete que nunca te había salido tan hedionda la mierda! No podía salir del baño. Y me dio la pálida. Sentí el corazón en el cuello y era terrible. Yo no quería que él entrara al baño, porque estaba asqueroso de hediondo.

¿Estás segura que era marihuana?

Era la primera vez que consumía. Yo vi unas hojas nomás. No me hizo bien. No me gustó. Y ahora estoy feliz. Tengo 40 años, para qué voy a echar a perder mi vida y no sólo la mía, sino también la de mis hijos. Debe ser súper cruel ver a tu mamá consumiendo drogas… Y esto es una cadena.

¿Tú crees que la entrada al consumo de drogas de mayor riesgo parte con la marihuana?

No. Para mí, la marihuana es más sana que un cigarro. El cigarro trae alquitrán, nicotina y muchas huevadas que nos hacen mal. Además, encuentro que el pito no lo vas a fumar con la constancia que te fumas un cigarro. Hay gente que se fuma dos cajetillas de cigarro y dice “pero si yo no consumo droga”, pero igual es una droga.

¿Y el alcohol?

¡El trago igual para mí es una droga! En Chile se venden los mejores whiskys, todos los días ¿y eso no es malo y la marihuana sí? Una estupidez, si el alcohol te está matando igual. Yo soy súper buena pa’ la cerveza. Tomo por lo menos dos veces a la semana y soy feliz. El lunes, mientras grabo el programa Anita sin filtro; y el viernes, cuando paso a la disco después de Primer Plano. Pisco no tomo. Ron, a veces. Pero si hay cerveza, tomo cerveza, porque si no, con tres ron ya estoy hablando huevadas. En cambio, con la cerveza puedo tomarme veinte.

Despenalización

Pese a que sólo consumes drogas “legales”, ¿estableces una diferencia con la marihuana?

Absolutamente, porque es natural. No está procesada con químicos. Yo conozco viejitas que consumen marihuana para sus dolores físicos. Y les calma el dolor.

¿Entonces sería bueno despenalizar su consumo?

Si se legalizara, la gente no iría a comprar a las poblaciones y no se encontraría con otras cosas. Al ir a comprar, no solamente te ofrecen marihuana; te ofrecen pasta base, cocaína…

¿Alguna experiencia personal?

Te lo digo, porque a mí me tocó en un momento de mi vida acompañar a mi hermano a comprar (marihuana) para que no se fuera de la casa, para tenerlo a la vista, para que mi mamá pudiera dormir. Entonces, no es solamente marihuana lo que te ofrecen. Y si legalizas, la gente tendría en su casa y chao pescao. Viviría sus propias voladas, y evitaríamos más el tráfico de drogas.

¿La sociedad está preparada para ese cambio?

Es que si no, sería un cinismo, porque ahora ves universitarios que no dejan de ser responsables porque consumen marihuana, y los meten presos porque tienen su plata. Una tontera, porque de alguna manera le interrumpen su vida. Los pillan, los meten presos y eso ya es malo socialmente. Si se despenaliza, a lo mejor, darían menos ganas de consumirla. Cuando es prohibida, más se consume. A todos nos gusta lo prohibido.

De la TV a la casa

¿Por qué crees que existe tanto “rollo” en que alguien diga abiertamente frente a las cámaras que consume marihuana?

No lo dicen. Yo todavía no conozco a alguien que lo haya dicho en televisión. Tiran tallas, pero no les tienen permitido hablar, porque “es malo para la sociedad”. Es como que tú te mandes un garabato en la tele, “maricón culiao”, y la gente diga “¡ay, que ordinario!”. Eso es todo. Puede parecer una ridiculez, pero es como decir “no peléen porque estamos induciendo a la violencia”, mientras que en verdad la mitad de los huevones se han agarrado a combo’ en el hocico.

¿Existe un doble estándar?

Mira, yo voy a la televisión, trabajo y me vengo. No comparto los carretes de la gente de la tele, porque generalmente consumen drogas. Yo no me meto. Cuando alguien quiere hablar del tema, dejo que ellos hablen pero a mí no me interesa. Yo soy más de casa y prefiero tener un carrete con mi familia. Sé que no va a pasar nada malo, y además voy a estar pendiente de mis hijos.

Pero me imagino que has estado alguna vez en carretes faranduleros…

Sí, antes de irme a Japón yo ya conocía a la gente del medio. Y había mucha droga, sobre todo cocaína. De hecho, la primera vez que yo consumí coca fue con esa gente. En el libro que escribí (Me llamo Anita Alvarado, 2002), conté que la gente de la tele me había ofrecido. La manera de ofrecerte amistad, es con cocaína. Pero, como te dije, sentí que me moría. Por eso, con derecho, puedo decir no me gusta. Aparte de eso, hay tema personal… Mi hermano murió a los 25 años por culpa de la droga. Estuvo metido en la pasta base, heavy. Robó en nuestra casa, de familiares. Se robaba todo. Y cuando se quiso salir, ya no tenía defensas. Le dio pulmonía fulminante por tomar sol. Amaneció en la playa durmiendo. Murió alejado de la familia. Entonces, no quiero tener acercamientos con la droga.

¿Y en tu círculo de amigos no se consume ningún tipo de drogas?

Sí. Hay cigarro, marihuana, alcohol, y el que consuma cocaína no me lo dice, porque sabe cómo pienso. No podría invitarlo a la casa. No sé, no podría tener un amigo que consuma cocaína, no así el que fuma pito.

¿Cómo tratas con tus hijos el tema del consumo?

Sólo lo hablo con los más grandes. Ellos están bien “salidos” del tema. No comparten la droga, por lo que le pasó a mi hermano. Y no me gustaría que lo hicieran.

¿Tampoco que consuman hierba responsablemente?

No, eso es opción de ellos. Pero en mi casa no.

Anita, ¿cómo fue tu relación con el mundo de las drogas en Japón?

Súper cercana. La gente que estaba a cargo de nosotras eran todos traficantes: traficaban mujeres, traficaban drogas, traficaban todo. Los latinos y los iraníes, generalmente, trabajaban para abastecer a los japoneses con droga. Eran puros mafiosos. Yo perdí a una de mis compañeras. Ella era buena para inyectarse. Perdió el objetivo, no mandaba plata para la casa, ya le daba todo lo mismo, y se perdió. Los yakuza (mafia japonesa) amenazaban a las chiquillas que no hacían lo que ellos querían, y si no hacían caso, las inyectaban y las botaban al mar.

¿Y tú cómo lograste escapar de eso?

Es que no puedes alejarte de ese mundo. No te puedes mover sin que lo sepan, porque todos te tienen vigilado. Pero por no consumir droga yo me gané el respeto de mi jefe. Él se acostaba con todas las niñas, con todas. Yo me acuerdo que cuando fue a acostarse conmigo, no sé, habré visto medio kilo de cocaína en el velador. Yo le dije que no, que ya había tenido una mala experiencia, que no iba a jalar. Entonces ese día me dijo “por no consumir droga, yo te voy a cuidar a ti”, y ahí es cuando me gané su respeto. Por esa razón, cuando yo me quise ir a trabajar independiente, él aceptó, porque sabía que yo tenía un objetivo.

¿Qué tipo de drogas eran las que más se consumían?

Cuando llegué a Japón, yo tuve un novio iraní que fumaba “cristal” (potente estimulante de efecto prolongado). Me daba dolor de estómago cada vez que lo veía consumir eso. De hecho, no duramos nada.

¿Qué más se consumía? ¿Se hablaba de la marihuana?

No, de hecho, no se consumía tanta marihuana. Se consumía cristal, cocaína, y se inyectaban heroína.

¿Y? ¿Probaste?

¡No, menos mal! Menos mal que en Chile me pasó lo que me pasó, sino estaría perdida.

Del pecado capital al placer culpable

Anita, me decías que eres una mujer bastante apegada a la religión ¿esto influye en tu manera de percibir el consumo de marihuana y otras drogas?

Para mí, todos los excesos son malos. Te llevan a hacer cosas que a lo mejor no quieres, y al otro día, probablemente, te vas a arrepentir. Entonces, si me curo, me curo en mi casa. ¡Si me curo en una discoteque, no! Quizás me vaya con cualquier huevón. El alcohol provoca eso, calentura, desafías a la gente, te provocas a ti misma.

¿Hay alguna idea placentera que te llame la atención?

¡Culear media mareá! No hacer el amor, culear, porque hacer el amor puede ser sin trago, pero con traguito culeai. Te desinhibes, eres agresiva y si te dan un palmazo en el culo, ¡da lo mismo! porque estás con alcohol. Experiencia para mí buena: culear con alcohol. Eso recomendaría. Es rico.

¿Y volada?

No me ha tocado. Cuando probé, estaba con el mino y me dio churrete, ¡qué vergüenza, con el poto chispeado! La sensación fue tan mala, que no me dieron ganas de repetirlo.

Examen de pelo a todo el Parlamento

¿Qué te parece la nueva Ley de Tabaco que prohíbe fumar en lugares cerrados?

¡Qué estupidez más grande! El huevón que hizo esa ley fue el que no fumaba. Pero quítales el sexo a ellos. Creo que en la política han hecho leyes a su medida, para quedar de grandes hombres… y son una porquería. Para mí el alcohol va ligado al cigarro. Si se me acabaron los cigarros, no sigo tomando, porque ¡qué fome tomar sin fumar! Después de que salió esta ley, salí al Casino Monticello. Me puse a fumar, lo apagaba, lo prendía y le convidaba al del lado. Después, me andaban buscando los pacos y me dieron la advertencia de que no se podía fumar en el lugar. Yo les dije “pucha, que yo no veo noticias” (se ríe).

¿Por qué crees que los políticos no están dispuestos a despenalizar el consumo de marihuana?

Porque les gusta hacerlo en secreto, calladitos. Además, los huevones no consumen marihuana, consumen coca. Deberíamos hacerle a toda la gente que está en el parlamento, exámenes de droga. Porque si nos van a restringir algo, que sea con derecho, que den el ejemplo. A todos los mando a hacerse exámenes y se acabó el problema.

¿Tú crees que se acaba el problema?

No. El problema es que no alegamos, nos conformamos con todo lo que nos dicen. Esta huevá que me pasó de Impuestos Internos ¡me los meto en la raja, no les voy a pagar ninguna huevá! ¡Ellos nos enseñan a nosotros a robar! Si ellos hicieron leyes para ellos y nadie más. ¿Cómo puede ser que le hayan condonado la deuda a Johnson’s, a un huevón millonario? En cambio, a una persona común y corriente, sí pueden cobrarle mil $700 millones de pesos?

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