Los dispensarios son tiendas en donde uno puede comprar cannabis de forma legal. Pero, como todo, también tienen una historia y ciertas peculiaridades.

¿Por qué existen los dispensarios? Las leyes federales de los EE.UU. impiden que las farmacias puedan vender cannabis (del tipo que sea) por lo que hubo que buscar una figura alternativa a la que se le permitiese distribuir de forma estatal sin incurrir en delito. El dispensario, una mezcla entre herbolario y farmacia, fue la solución pues este tipo de negocio puede abrirse con la condición de que se especialice en un producto en concreto.

El Cannabis Buyers Club que abrió en 1992 en San Francisco Dennis Peron, recientemente fallecido, fue el primero de su clase. Desde entonces hasta ahora los dispensarios se han multiplicado por los EE.UU. En estos momentos hay en más de la mitad de los estados.

Ir a un dispensario requiere pasar por un filtro de fuerte seguridad. Esto se debe a que en los dispensarios solo se acepta dinero en efectivo debido a las leyes federales: traspasar dinero de una cuenta a otra mediante una tarjeta de crédito puede llevar a la tienda a los tribunales por tráfico de drogas. Así es. Por este motivo los dispensarios suelen contar con fuertes medidas de seguridad. No como en un banco pero poco les falta.

Si uno quiere comprar necesita una identificación que le acredite como comprador de marihuana medicinal o, en el caso de que sea un estado completamente legal, un carné de algún tipo que garantice que esa persona es mayor de edad. Lo normal en todo caso. La edad legal en los EE.UU. es de 21 años.

Cada estado prohíbe y prescribe qué se puede vender. Así en Nueva York puede uno comprar productos derivados del cannabis como tinturas o parafernalia pero nunca la flor que se puede fumar porque estos productos (los fumables) están prohibidos. En cambio los dispensarios recreacionales legales pueden tener no solo la planta sino hachís, kief, BHO o cualquier otro producto cannábico.