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EE UU inició su campaña antidrogas en Colombia sabiendo que correría mucha sangre

Los altos funcionarios de EE UU lo tenían claro: la guerra antidrogas no sería posible sin “un esfuerzo coercitivo sangriento, costoso y prolongado”.

Altos funcionarios de inteligencia de Estados Unidos sabían que iniciar la política de guerra contra las drogas en Colombia en los años 80 produciría una sangría de víctimas durante un periodo de tiempo largo. Así lo revelan unos archivos de la inteligencia estadounidense desclasificados gracias a la organización independiente Archivo Nacional de Seguridad (NSA en inglés) y a la Comisión de la Verdad de Colombia, que los han publicando para dar a conocer la implicación que EE UU tuvo desde la década de los 40 en los conflictos armados de Colombia, y su relación con la evolución de la violencia y las condiciones socioeconómicas de la población.

Los archivos incluyen más de 15.000 documentos, fotografías e informes de agencias de la administración de EE UU, y cables diplomáticos enviados entre el departamento de Estado y la embajada en Colombia. Los archivos dan cuenta de las relaciones que tuvo el Gobierno estadounidense con el ejército colombiano, así como de la relación de ambos con grupos insurgentes, grupos de narcotráfico y otros grupos armados ilegales, y revelan numerosas prácticas que atentaron contra los derechos humanos y democráticos de la población colombiana, entre ellas al menos 108 ejecuciones extrajudiciales clasificadas “falsos positivos” en los archivos oficiales. 

En la década de los 80, una de las grandes políticas impulsadas por EE UU en Colombia fue la financiación de una campaña multimillonaria para acabar con la producción y el tráfico de drogas en el país, que estuvo especialmente dirigida a los cultivos de hoja de coca y a la producción de cocaína. La guerra contra las drogas militarizada que impulsó EE UU provocó la muerte de cientos de miles de personas en Colombia, según estima la Comisión de la Verdad. Ahora, los archivos desclasificados han revelado que los altos cargos de inteligencia estadounidense ya sabían de antemano cuáles serían las consecuencias que tendría para Colombia la campaña de erradicación del tráfico de drogas. 

“No vemos ninguna posibilidad de que el cultivo y el tráfico de narcóticos en Colombia puedan ser reprimidos y mantenidos de esa manera… sin un esfuerzo coercitivo sangriento, costoso y prolongado”, dice uno de los archivos correspondiente a altos funcionarios estadounidenses de inteligencia, con fecha de 1983 y publicado hace unos días por el diario The Washington Post. La semana pasada se realizó un acto de entrega de los archivos desclasificados en Bogotá, en el que participó el periodista que dirige el Archivo Nacional de Seguridad y varios representantes de la Comisión de la Verdad.

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