El producto interno bruto (PIB) del cannabis legal en Canadá llegó a 9.200 millones de dólares en abril de 2025, según datos oficiales. Esto representó un ligero aumento frente a los 9.100 millones registrados anteriormente, reflejando la consolidación de un sector que ha logrado capitalizar el marco regulatorio establecido tras la legalización del uso adulto en 2018.
El crecimiento interanual de los productores con licencia fue notable llegando a los 8.200 millones de dólares, un 9.8% más que en abril de 2024. Este avance contrastó con la caída del 4% en la contribución de la producción no autorizada, que se situó en 1700 millones de dólares. El fenómeno confirmó la transferencia de cuota de mercado desde el sector ilícito hacia el legal, un objetivo central de la política de regulación canadiense.
Por su parte, las tiendas de cannabis con licencia aportaron casi 1000 millones de dólares al PIB, registrando un incremento anual del 6.4%. En contrapartida, los establecimientos no autorizados generaron 839 millones, un descenso del 4.1% respecto al año anterior. Esta disminución en valor no ocultó, sin embargo, la proliferación de puntos de venta sin licencia, especialmente en reservas de pueblos originarios y zonas urbanas de Ontario, Quebec y Columbia Británica.
La comparación con otros sectores productivos también ilustró el peso creciente del cannabis en la economía canadiense. La producción agrícola sin incluir cannabis aportó más de 19.400 millones de dólares, con un aumento del 3.7% interanual, mientras que el comercio minorista diverso –excluyendo tiendas de cannabis– sumó más de 118.700 millones de dólares, un 5.3% más que en abril de 2024.
El caso canadiense muestra cómo un enfoque regulador pudo no solo desplazar al mercado ilícito, sino también aportar dinamismo económico. En un contexto global donde persisten modelos prohibicionistas, la experiencia de Canadá invitó a repensar las políticas de drogas desde la evidencia y el pragmatismo.