El inicio del programa para producir cannabis legal en Países Bajos tendrá que esperar a 2023, según han declarado fuentes del Ministerio de Salud esta semana. El proyecto lleva unos años intentando arrancar como una prueba piloto con la que solucionar el problema de los cultivos ilegales y el tráfico de cannabis que tan extendido está en el país. Aunque en Países Bajos se puede comprar cannabis de forma legal en los coffeeshops, estos no tienen una forma lícita de conseguirlo y tienen que recurrir al mercado negro, pues ni la producción ni la venta al por mayor están reguladas.
El objetivo del programa que se está preparando es acabar con este vacío legal e implantar empresas de cultivo de cannabis legal que puedan abastecer a los coffeeshops para que dejen de recurrir al mercado negro. Con esto se espera conseguir una reducción de la criminalidad asociada al tráfico de cannabis, hacer emerger toda la economía sumergida del mercado negro y garantizar la calidad de los productos cannábicos que se venden. El programa tendrá una duración de cuatro años y la prueba estará limitada a diez municipios.
Según ha publicado De Limburger, los nuevos cálculos sitúan el inicio del experimento para el primer trimestre de 2023. Será entonces cuando los coffeeshops de los municipios inscritos en el programa empezarán a recibir y vender el producto cultivado y producido legalmente. La demora se debe a que no da tiempo a tener la marihuana y los derivados preparados para el segundo semestre de este año, cuando estaba previsto que se iniciara.
“Se espera que la cantidad, la calidad y la diversidad del cáñamo y el hachís producidos sean suficientes para poder abastecer de manera completa y sostenible a los coffeeshops participantes”, dijo el ministro de Salud esta semana. Otra dificultad que está enfrentando el inicio del programa es la ubicación de los cultivos, pues en algunos municipios se organizaron protestas vecinales contra la instalación de cultivos.