Varios vecinos Etten-Leur (Países Bajos) se han manifestado repetidas veces contra el plan para instalar invernaderos de cultivo de cannabis legal a las afueras de su ciudad, situada al sur del país. Los planes para instalar invernaderos forman parte del proyecto del Gobierno para producir cannabis nacional que pueda abastecer a los coffee shops del país, y acabar así con el suministro del mercado negro.
Los vecinos no quieren que se lleve a cabo el cultivo cerca de su casa, pues creen que eso degradará la buena consideración o la calidad de vida de la zona. Las protestas de los vecinos han acabado siendo apoyadas por la alcaldesa de la localidad, quien ha solicitado al Gobierno central que bloquee el plan. El proyecto de producción nacional (Proyecto C) se inició en 2017, y el año pasado se cerró el plazo de solicitudes para conseguir las licencias de cultivo. El Gobierno piensa entregar próximamente diez licencias entre los 149 solicitantes, que llevarán a cabo los cultivos en diez municipios del territorio.
Joep van Meel, uno de los cuatro miembros de la junta del Proyecto C, dijo a The Guardian: “En los tres años de preparación [del proyecto] hicimos todo de manera transparente, pero cuando se hizo público donde queríamos construir nuestras instalaciones, muchas personas que viven cerca protestaron. La gente decía que a los amigos de sus hijos no se les permitiría ir a la casa a jugar porque vivían cerca de las instalaciones”.
Los miembros de la junta del Proyecto C han advertido que podría producirse un efecto en cadena y que los vecinos de las poblaciones en las que se anuncien el resto de instalaciones de cultivo también protesten en contra. “Estamos analizando todas nuestras opciones. Creemos que este es un proyecto muy importante para mejorar la calidad del cannabis y quitar el suministro de las manos de los delincuentes”, dijo Van Meel.