El uso terapéutico del cannabis sigue ganando terreno como alternativa para condiciones de salud mental resistentes a los tratamientos convencionales. Una reciente investigación publicada en la revista Psychoactives por el equipo de Drug Science, liderado por el profesor David Nutt, ha documentado los efectos de los productos cannábicos con prescripción en 257 personas diagnosticadas con TOC en el Reino Unido.
El TOC afecta aproximadamente al 1-2% de la población, caracterizándose por pensamientos obsesivos y conductas repetitivas que impactan de forma severa la calidad de vida. A menudo se acompaña de ansiedad, insomnio y depresión. Aunque la terapia cognitivo-conductual y los inhibidores de la recaptación de serotonina son tratamientos habituales, no siempre son eficaces ni bien tolerados.
En este contexto, el estudio de Drug Science destaca como el más amplio en su tipo, evaluando cambios tras tres meses de tratamiento con una media de 2,2 productos cannábicos por paciente. La mayoría de las personas tratadas utilizó cogollos ricos en THC (73,7%). Los resultados mostraron mejoras significativas en calidad de vida, salud general, ánimo y depresión, y calidad del sueño. En un subgrupo que completó los síntomas de ansiedad disminuyeron drásticamente.
Los efectos adversos fueron poco frecuentes y, en su mayoría, leves. Solo 5,7% de las personas reportaron algún evento negativo, entre ellos ansiedad, taquicardia o sequedad bucal.
Los autores subrayan que, aunque los datos no provienen de un ensayo clínico controlado, la evidencia acumulada apunta a un potencial terapéutico real. Asimismo, señalan la necesidad de más estudios que permitan identificar qué pacientes se benefician más y bajo qué condiciones.
En un contexto donde el acceso al cannabis medicinal sigue siendo estigmatizado, estos hallazgos refuerzan la urgencia de adoptar marcos regulatorios basados en evidencia y derecho, especialmente para quienes no encuentran alivio en los tratamientos tradicionales.