Hace un año el CEO de Tesla, Elon Musk, le pegó unas caladas a un porro en el programa de Joe Rogan. Las consecuencias de esto aún resuenan en los bolsillos de los estadounidenses.
La historia es complicada. Musk acudió al programa de Joe Rogan en septiembre de 2018. Cuando llevaban un tiempo hablando, Rogan sacó un canuto y le ofreció una calada a Musk. El porro era de a maría mezclada con tabaco (á la europea). El CEO le dio unas caladas, divagaron un poco sobre la vida y los milagros de Musk y sus patentes locas y ahí parece que acabó la cosa. Sin embargo, esto produjo una bola de nieve de inesperadas consecuencias.
Tesla tiene importantes contratos con la NASA y desde allí consideraron que la imagen que dio Musk fue negativa para una institución tan relevante como es la de las personas que pusieron a los primeros hombres en la Luna. NASA inició una investigación sobre SpaceX, la compañía de Tesla, para saber hasta qué punto la cultura del cannabis podría afectar a la relación entre ambos equipos de trabajo.
“Hemos tenido unas cuantas conversaciones”, dijo Bridenstine según se puede leer en The Atlantic. “Te lo diré, (Musk) está comprometido con la seguridad como el que más. Entiende que no fue el comportamiento más adecuado y no le vas a volver a ver eso otra vez”. Se refería a la marihuana, claro.
De nuevo, ahí no acabó la cosa. Tesla está metido en el espacio pero también en el negocio de las armas. Fumarse un canuto en público y dar esa impresión de pasota hizo sospechar a los militares sobre qué podría hacer con la información que tiene si es una amante de la ganja. Como se puede ver, hay un tufo a rancio en todo este asunto que resulta llamativo.
Por un lado, SpaceX y Boeing tuvieron una auditoria por parte de la NASA. Se sabe ahora, por Politico que esta auditoría de SpaceX costó 5 millones de dólares. El presupuesto se les fue de las manos porque la auditoria estaba descontrolada y se llegó a hacer cosas que estaban fuera del guión como "educación a empleados para asegurarse que están siguiendo guías estrictas impuestas a contratistas federales para prohibir el uso de drogas".
La factura la iba a pagar SpaceX pero la NASA decidió hacerse cargo mediante un acuerdo que se ha denominado “sin precedentes”.
Pete Garrettson, teniente coronel retirado de las Fuerzas Aéreas estadounidenses, explica la raíz del problema: "Lo que tenemos aquí es un problema cultural importante entre lo que se considera comportamiento apropiado y en la vieja guardia de la comunidad espacial y lo que se considera válido en Silicon Valley y un sector cada vez más amplio de estadounidenses".
Aunque los 5 millones de dólares salen del bolsillo de los norteamericanos supone calderilla en término de presupuesto. A cada estadounidense le ha costado 0,035 centavos de dólares.