Antes de nada: la comparación entre catnip y marihuana está traída por los pelos y sobredimensionada. No se parece en nada los efectos de la mota a lo que el catnip les hace a los gatos. Nos sirve para poder “entender”, en cierta medida, el amor desmedido que los gatetes tienen por esta sustancia. Es su planta. 

Para el que no lo sepa el catnip viene de una planta que se llama Nepeta Cataria, también llamada la planta de los gatos, hierba gatera, gataría o menta gatuna (este último nombre nos encanta). Crece en Europa pero también se la encuentra por Asia y América. Parece ser que se utilizaba en la antigüedad para curar las picaduras de escorpión. Los gatos sienten una atracción irresistible por el catnip. Deja a un gato delante de la planta que si pudieran se la fumarían de una sola calada. Les hace ser más juguetones y amables. Sin embargo, cuando han tomado de más comienzan a comportarse de manera más extraña: ruedan sobre si mismos, comienzan a “ver ratones imaginarios” (digamos que sufren alucinaciones, pero esta expresión es bastante cuestionable) y entran en un estado como de “éxtasis”. 

Un tercio de los gatos no reaccionan al catnip. Sin embargo los que reaccionan ¡Oh, mama! ¡Les gusta más la yerba que a un fumón la mota! Al final va a resultar que todos los animales tenemos nuestra planta mágica. 

En el vídeo que sigue veréis al equivalente fumón de un gato bien hasta arriba de catnip, con una “sobredosis”. Se le ve bien contento. Se restriega sobre un suelo lleno de catnip, se queda atontado como un campeón.

Obviamente, el vídeo es una broma (a medias) sobre el efecto del catnip. Pero en estos dos sí que váis a ver cómo se ponen los gatetes cuando hay catnip de por medio. ¡No os metáis en asuntos de drogas con ellos!