Los clubs de consumidores de cannabis en Barcelona no saben que será de ellos en los próximos meses mientras la posibilidad de un cierre masivo asoma por el horizonte. La situación es esa después de que el Tribunal Supremo haya desestimado un recurso para preservar la regulación urbanística que implantó el Ayuntamiento de Barcelona en 2016. El Supremo ha aceptado así la sentencia del Tribunal Superior de Cataluña, que tumbó la regulación de Barcelona 2019.
Las asociaciones barcelonesas temen que eso signifique el cierre de sus locales y desde el Ayuntamiento, aunque preferirían encontrar una salida, también entienden que es uno de los escenarios más probables. No todas las ciudades donde hay clubs de cannabis existe una regulación como la de Barcelona. De hecho son minoría las ciudades que han aprobado una. Aunque no son necesarias para permitir la existencia de los clubs sirven como un mínimo marco legal de tipo urbanístico sin el cual son aun más vulnerables.
La decisión del Supremo de no aceptar el recurso interpuesto por el Ayuntamiento de Barcelona ha sido tomada en base al argumento de que el consistorio no tiene competencias en materias de drogas. Este mismo argumento fue usado por el Tribunal Constitucional para tumbar las regulaciones autonómicas de los clubs en Cataluña y Navarra en 2018, y es el mismo que ya aplicó en 2019 el Tribunal Superior de Cataluña para anular la regulación de Barcelona, que ahora ha sido confirmada.
Según ha publicado elDiario.es, desde el Ayuntamiento han confirmado que notificarán a los clubs que la nueva normativa impide la “venta, promoción y consumo” de cannabis, y luego procederán a hacer inspecciones en los locales. Las asociaciones y federaciones insisten en que en los clubs no se vende cannabis ni se promociona el consumo, por lo que no deberían cerrarse con esta excusa.
En los últimos años los juicios a clubs han producido sentencias dispares y mientras algunas consideran que determinados clubs son simples tapaderas del tráfico de drogas, otras han reconocido que algunos funcionan con un circuito cerrado de socios, sin ánimo de lucro y con medidas de reducción de riesgos y protección de la salud. Desde el ayuntamiento afirman que las inspecciones empezarán “por los que mayor impacto negativo generan, enfocados al turismo y a la venta masiva”, y está por ver si alguno de los clubs podrán sobrevivir y de qué manera.