La investigación, publicada en Experimental Gerontology, exploró de manera detallada los efectos de dosis bajas y sostenidas de THC en ratones hembra de 18 meses, elegidos por ser un modelo válido para estudiar el envejecimiento cutáneo en mamíferos. Durante tres semanas, los animales recibieron inyecciones subcutáneas diarias de Δ9-tetrahidrocannabinol (3 mg/kg), administradas en zonas alternas para minimizar irritaciones locales.
Los resultados de la investigación lograron demostrar que el THC aceleró significativamente la tasa de cierre de las heridas y los autores observaron mejor la respuesta inicial del sistema inmunitario en el proceso de reparación de la piel.
Otro hallazgo destacado fue el aumento de células madre mesenquimales (MSCs) en el tejido lesionado de los ratones tratados. Estas células son clave para la regeneración tisular, ya que favorecen la diferenciación celular y la secreción de factores paracrinos que estimulan la reparación cutánea. Sin embargo, el THC no modificó la liberación de factores de crecimiento, lo que sugiere que su efecto principal se centra en la modulación inmunitaria.
El estudio plantea que el sistema endocannabinoide (ECS), crucial en la homeostasis de tejidos, experimenta un deterioro con la edad. La estimulación prolongada de este sistema mediante THC podría compensar las alteraciones relacionadas con el envejecimiento, facilitando un proceso de cicatrización más eficiente y comparable al de animales jóvenes.
Estos resultados, si bien han sido realizados en modelos animales, abren la puerta a investigar terapias con cannabinoides como estrategias regenerativas para poblaciones envejecidas, en un contexto donde las opciones actuales para mejorar la cicatrización son aún insuficientes.