La conexión entre cannabis y videojuegos forma parte del imaginario popular. Pese a ello, la evidencia científica sobre esta asociación no permite establecer con claridad qué tipo de vínculo existe entre ambas prácticas. En este contexto, un equipo de investigadoras de la Universidad de Sherbrooke (Canadá) publicó en el Journal of Behavioral Addictions una revisión de 25 estudios realizados entre 2000 y 2025 sobre el uso de videojuegos y el consumo de cannabis.
El análisis contempló estudios realizados a lo largo de 25 años y, más que confirmar la existencia de una relación directa entre cannabis y videojuegos, identificó una literatura dispersa y metodológicamente heterogénea.
También se descubrieron diferencias notables en la definición y medición tanto del "uso de videojuegos" como del "consumo de cannabis". Algunas investigaciones se centraban en adolescentes, otras en adultos; algunas analizaban juegos de consola y algunas evaluaban el uso problemático, mientras otras solo medían frecuencia de uso.
Pese a estas diferencias, la mayoría de los estudios hallaron una relación positiva entre el tiempo dedicado a los videojuegos y el uso de cannabis. Por ejemplo, un estudio en Canadá encontró que las adolescentes que jugaban con mayor frecuencia también reportaban mayor consumo de cannabis. En contraste, un estudio longitudinal en Estados Unidos indicó que quienes jugaban más de 35 horas a la semana eran menos propensos a usar cannabis cuando se los evaluó nuevamente cinco años después.
El artículo también señala una preocupación metodológica relevante: la mayoría de las investigaciones se basan en muestras de estudiantes universitarios, lo que excluye a poblaciones más vulnerables que pueden presentar patrones de uso distintos.
Por último, casi todos los estudios se realizaron en contextos donde el cannabis no es legal o solo está parcialmente despenalizado, lo que también limita las inferencias sobre comportamientos en territorios donde la marihuana es legal.