La esketamina, un derivado de la ketamina, se va a utilizar en un fármaco contra la depresión del que se dice que es muy efectivo. ¿Por qué un tratamiento con esketamina cuesta unos 800€ mientras que la ketamina puede comprarse por 10€?
La Federal Drugs Administration (FDA) de los EE.UU autorizó a la empresa Jansen para que pudiera hacer pruebas con un fármaco contra la depresión basado en la esketamina, como ya dijimos, este químico es un derivado de la ketamina.
La ketamina fue descubierta en los años sesenta como anestésico para animales que comenzó a utilizarse en las clínicas veterinarias. No tardó mucho en ser usada de forma masiva como anestésico en situaciones de combate, como fue la Guerra de Vietnam. En los años 90 acabó popularizándose en los ambientes de los clubs y fue incluida en la lista de sustancias peligrosas antes de acabar el siglo XX.
Para entonces la ketamina ya había sido utilizada en algunos tratamientos psiquiátricos con resultados esperanzadores. Esto siempre hay que cogerlo con pinzas: que obtenga buenos resultados no implica, necesariamente, que sea la solución para un trastorno psicológico. Aún así parece que funciona en cierta medida.
¿Por qué, entonces, nadie comenzó test clínicos serios alrededor de ese producto? Según el autor de este artículo, existe una razón económica de peso detrás: la ketamina no se puede patentar porque su compuesto químico es de sobra conocido. Es una práctica habitual entre las empresas que se dedican a comercializar fármacos buscar una variante pequeña del mismo compuesto para poder patentarlo y, así, monetizar el producto. En lugar de ketamina, los laboratorios Jansen patentaron la esketamina, que es lo que la FDA aprobó para los test.
En esencia tanto esketamina como ketamina son casi idénticas, sin embargo Jansen puede vender la esketamina al precio que crea adecuado (unos 800€) según las necesidades del mercado mientras que la ketamina, cuya fórmula es pública, puede comprarse por unos 10€.
Por otra parte, el “descubrimiento” de Jansen ya era más o menos de dominio público. La campaña de marketing alrededor del producto es la de que se trata de un nuevo avance revolucionario para tratar la depresión, sin embargo, tal y como algunos expertos aseguran, la ketamina es tan buena o tan mala como cualquier otro antidepresivo. Hay que desconfiar siempre de los “productos milagro” en asuntos tan complejos como los psicológicos.
La diferencia con este producto de esketamina que la Jansen quiere sacar es que esta se administra por vía nasal, mientras el paciente también toma otros antidepresivos. Es un spray que haría más ágil el proceso de administración de la droga pues, hasta el momento, las clínicas lo realizan mediante transfusiones con ketamina. Al estar la FDA detrás y permitir su uso se supone que se pone fin a prácticas irregulares de transfusiones en clínicas pero no se acaba de resolver el problema de fondo. Además, el que venga en spray asusta a la FDA pues podrían estar legalizando una droga recreativa sin realmente pretenderlo.
Si tienes problemas de depresión te recomendamos que te lo tomes con mucha calma. Puede que la ketamina o la esketamina o cualquier otro medicamento te ayude con tus problemas y solucione en el acto pero, por el momento, todo apunta a que no vas a encontrar uno que sea del todo efectivo.