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Identifican nuevo cannabinoide con potencial dermatológico

Un equipo de la Universidad de Milán, en colaboración con la farmacéutica Linnea SA, reportó la identificación del cannabizetol (CBGD), un nuevo cannabinoide con una marcada actividad antioxidante y antiinflamatoria en piel. El hallazgo, publicado en Journal of Natural Products, amplía la familia de cannabinoides y abre una línea de investigación con posibles aplicaciones dermatológicas.

El estudio describe la primera extracción e identificación del cannabizetol a partir de extractos de cannabis sativa. Según las y los autores, la disponibilidad de un estándar sintético permitió confirmar que se trata de un tercer miembro dentro de la inusual clase de cannabinoides dímeros.

Más allá del hallazgo, el trabajo destaca que cannabizetol presenta una actividad antioxidante y antiinflamatoria en piel “notablemente superior” a la observada en cannabitwinol, otro dímérico descrito en 2020. En modelos celulares, el  nuevo cannabinoide inhibió marcadores inflamatorios logrando efectos significativos a concentraciones relativamente bajas. Aunque son resultados preclínicos, coinciden con una tendencia creciente de evidencia que sitúa al cannabis —y a compuestos como CBD o CBG— como moduladores de la inflamación cutánea.

Cannabizetol

El contexto científico ayuda a dimensionar el anuncio. Revisiones y estudios independientes ya habían mostrado que ciertos fitocannabinoides ejercen efectos antioxidantes y antiinflamatorios en diferentes tejidos, incluida la piel. En 2025, por ejemplo, un equipo de Milán analizó cómo un extracto estandarizado de cannabis sativa reduce respuestas inflamatorias, al tiempo que investigaciones previas habían descrito rutas de síntesis y bioactividad de dímers como el cannabitwinol. Cannabizetol, como nuevo integrante de esa familia, ofrece ahora un punto de comparación para evaluar si la dimerización confiere ventajas farmacológicas reales.

Desde una perspectiva de salud pública y regulación, conviene subrayar límites y próximos pasos: el estudio es de naturaleza preclínica y no equivale a eficacia clínica en personas. Antes de cualquier uso cosmético o terapéutico, harán falta estudios adicionales de seguridad, mecanismos de acción, formulación y biodisponibilidad, además de marcos regulatorios claros que eviten la sobreventa de beneficios no demostrados. Aun así, el avance confirma la complejidad química del cannabis y la necesidad de políticas que faciliten la investigación sin prejuicios.

La ciencia vuelve a mostrar que el cannabis posee una diversidad química que desafía enfoques simplistas y promete aplicaciones específicas si se investiga con rigor. Frente a la prohibición, el conocimiento es la herramienta más eficaz para separar expectativas del marketing y orientar decisiones basadas en evidencia.

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