El químico y documentalista Hamilton Morris, quien en la década pasada se hizo conocido por sus documentales sobre los efectos y los usos de varias drogas, ha sido blanco de numerosas críticas después de su intervención en el evento de ciencia y empresas psicodélicas Wonderland Miami. Hace un año que Morris dejó su trabajo como divulgador y periodista de drogas en Vice y empezó a trabajar como asesor químico para COMPASS, una de las empresas de la industria de los psicodélicos que más polémicas ha levantado por intentar patentar y privatizar el uso de numerosos compuestos psicodélicos y sus aplicaciones terapéuticas.
Las críticas contra Morris se han generado principalmente por dos razones. La primera de ellas por defender las patentes que están llevando a cabo empresas como COMPASS, un modelo que en el futuro podría provocar que el acceso terapéutico a los psicodélicos quede privatizado y sólo puedan beneficiarse las personas con más recursos económicos. “En el pasado se ganaba más dinero con documentales sobre psicodélicos; ahora se puede ganar más dinero con la producción química de psicodélicos”, respondió Morris cuando alguien del público le preguntó si prefería el trabajo de periodista o el de químico.
La segunda crítica contra Morris surgió a raíz de los comentarios que realizó a propósito de algunos nombres concretos de periodistas e investigadores del ámbito psicodélico que tienen una visión crítica sobre la entrada de empresas y fondos de inversión en este ámbito. Morris señaló concretamente a la periodista Shayla Love, quien desde la revista Vice ha producido algunos de los reportajes más importantes sobre las patentes de psicodélicos, que Morris tachó de “moralizadores”. Curiosamente, Shayla Love fue premiada por los organizadores de la primera edición del Wonderland, en 2021, como periodista psicodélica del año.
Hamilton Morris también criticó a los investigadores Brian A. Pace y Neşe Devenot, autores de un artículo muy comentado sobre política y psicodelia, Right-Wing Psychedelia, en el que aportan una serie de datos para criticar la visión política naif que a menudo se tiene sobre los psicodélicos. El artículo trata de demostrar, con datos y ejemplos de casos reales, que el uso de psicodélicos no necesariamente lleva a que las personas desarrollen mayores capacidades de empatía, respeto o relaciones horizontales y no violentas, sino que también hay grupos de ideología autoritaria o fascista que los usan y los integran en sus prácticas. El artículo concluye que el efecto de estas sustancias depende en gran medida del contexto que rodea su uso. Hamilton Morris dijo que dicho artículo era “insano” y “absurdo”.
Además de recibir la crítica de Morris, tanto a Brian A. Pace como a Neşe Devenot les fue vetada la entrada al evento de forma secreta por parte de la organización. Otras nueve personas fueron vetadas al evento de forma secreta, casi todos ellos miembros conocidos dentro de la comunidad psicodélica por señalar malas praxis y abusos terapéuticos en terapias con psicodélicos.