Donna Dryer, una psiquiatra canadiense que participó en el ensayo clínico de MAPS para probar la efectividad de la MDMA en el Trastorno de Estrés Postraumático, ha renunciado a su licencia de médico de forma permanente. Dryer y su marido, Richard Yensen, (que participó a su lado en el estudio como asistente terapeútico) fueron señalados en 2018 por una paciente del estudio que alegó haber sufrido abuso terapeútico por parte de la pareja y abuso sexual por parte de Yensen.
La noticia ha sido publicada por la cadena canadiense CBC, quien ha informado que Donna Dryer renunció a su licencia de médico el 1 de agosto y recibió una reprimenda formal después de admitir una conducta poco profesional con la paciente, según informó el Colegio de Médicos y Cirujanos de Columbia Británica a la paciente afectada mediante una carta.
Aunque el Colegio de Médicos todavía no ha hecho pública ninguna acción de reprimenda, según la CBC, en la carta el colegio profesional señala que la conducta poco profesional de Dryer incluyó conflicto de intereses y la violación de límites, mencionando que la psiquiatra continuó la relación terapéutica con la paciente sabiendo que su esposo y compañero de investigación Yensen estaba teniendo relaciones sexuales con ella.
El caso alcanzó cierta notoriedad hace un año y medio cuando se publicó un vídeo de los ensayos clínicos con MDMA en el que la pareja de terapeutas aplicaba fuerza y mucho contacto físico durante la sesión terapéutica con la paciente. Tras los ensayos la paciente visitó a la pareja de terapeutas para continuar con la terapia y durante un tiempo ocurrió lo que el hombre llamó una “relación íntima y sexual” consensuada entre él y la paciente, pero para ella la relación no fue consensuada, sino de abuso, y lo denunció a la policía por abuso sexual.
La paciente dijo a la CBC que se opone firmemente a la forma en que fue redactada la reprimenda del Colegio de Médicos, ya que esta afirma que Yensen “tuvo relaciones sexuales” con ella. “No existe el consentimiento entre un paciente y un terapeuta”, dijo la paciente a la cadena. “Enmarcar la agresión sexual como una 'relación sexual' fomenta la culpa de la víctima e implica el consentimiento en un contexto donde el consentimiento es imposible”. La paciente denunció el caso pero este se resolvió extrajudicialmente.