Unos de los temas que traen de cabeza a la comunidad cannábica en los espacios legales es si la regulación recreativa aumenta el número de accidentes mortales de tráfico. Este estudio sobre si se puede determinar el nivel de THC en sangre tras la muerte de una persona viene a echar más leña al fuego.
Según un estudio realizado en Colorado no se puede determinar la cantidad de THC en sangre tras el fallecimiento de una persona. Este descubrimiento es una espada de doble filo. Por una parte sirve para echar por tierra los informes forenses que aseguran haber encontrado rastros de THC en la sangre de los fallecidos por accidente de tráfico, pues resulta improbable. Por otra parte, sirve para justificar que andamos aún en perdidos en la niebla de saber si la marihuana está involucrada en los accidentes de coche pues se supone que no queda evidencia del THC en sangre tras la muerte.
El informe asegura, además, que la cantidad de THC varía dramáticamente según sea la parte del cuerpo de donde se ha extraído la muestra.
Por el momento, este descubrimiento está siendo explotado por los defensores de la legalización para atacar a las asociaciones prohibicionistas que tratan de justificar su posición alegando que el cannabis aumenta el número de accidentes mortales, algo que, hasta el momento, no se ha podido probar. Que sepamos, el cannabis no resulta un impedimento para la conducción mayor de que lo que es el alcohol. Algunos estudios incluso sugieren que ir un poco colocado produce que el conductor maneje mejor el coche porque, a diferencia de cuando uno va mamado, uno es consciente de las limitaciones de su estado fisiológico. En cualquier caso, tampoco recomendamos colocarse antes de coger el coche, como uno podrá suponer.
La mayor parte de los estados han decidido que 5 ng/mL (nanogramos por milímetro) de THC en sangre es el límite para conducir sin impedimento. Es un nivel bastante arbitrario porque, como se puede inferir de este texto, carecemos de un índice adecuado para saber si existe una cantidad de THC en sangre que uno no debe superar para poder ponerse a los mandos de un coche.
Si alguien fallece y se piensa que ha conducido por los efectos del cannabis se le extrae una muestra de sangre, algo que en ocasiones suele tardar varias horas en suceder. Como hemos comentado, si no se puede saber cuánto THC hay en sangre en una persona muerta, más aún si pasa tiempo antes de que se extraiga la muestra, por lo que no se va a poder demostrar si la marihuana tuvo o no algo que ver.
El informe también encuentra una relación extraña: si la muestra tomada es deficiente o se ha hecho en circunstancias inadecuadas el THC en sangre que mostrará el resultado es mayor de manera proporcional. Es decir, cuanto mejor para todos peor, mejor para usted, beneficio político. Perdón. Lo que quiere decir es que: “si la calidad de la muestra disminuye la concentración de THC se incrementa”.
El informe no dice nada sobre si el cannabis es un impedimento para la conducción, eso queda para otros investigadores. Sin embargo, parece que las extracciones postmortem no ayudan a determinar si es adecuado o no conducir bajo los efectos de la marihuana.