Desde hace un tiempo se viene diciendo maravillas sobre las microdosis de psicodélicos. Un nuevo informe trae ciertas pruebas que podrían avalar algunas de ellas.

Como sabéis, una microdosis son pequeñas cantidades de un producto, en este caso un psicodélico, como podría ser el LSD. Se utilizan del mismo modo que una especie de tratamiento pues uno debe tomar estas dosis con regularidad, como podría ser una al día o cada dos días. La idea que hay detrás es que la dosis es muy pequeña para que produzca los efectos psicoactivos tan potentes de una dosis completa. Al administrarse como microdosis el uso continuado de éstas dosis genera un efecto residual que permite disfrutar de otros de sus efectos.

Los que toman microdosis de psicodélicos aseguran que les ayuda con la ansiedad y les sumerge en un estado de concentración y productividad. ¿Es así? El estudio que se ha publicado en PLOS One viene a decir que sí. Pero veamos en qué sentido.

Beneficios de la microdosis: Según el equipo investigador encabezado por Vince Polito los efectos positivos que reportaron los investigados fueron:

• Un aumento general de la creatividad, la concentración, la felicidad, la productividad y otros indicadores cuando tomaban microdosis. Estos efectos dejaban de ser tan pronunciados una vez dejaban de tomar las dosis.

• Menores niveles de depresión y estrés. Polito hace ver que ninguna de estas personas tenían serios problemas de ansiedad o depresión por lo que estos datos puede que sea totalmente inservibles en esta cuestión.

Algunos efectos negativos también fueron reportados. Las personas investigadas aseguraron en su mayoría que se percibían a sí mismos más neuróticos a las seis semanas de comenzar las microdosis, lo que plantea la posibilidad de que esas seis semanas puedan ser la frontera para dejar de tomarlas durante un tiempo. También algunos aseguran haber tenido malas experiencias cuando comenzaron las microdosis y tuvieron que dejarlas.

Los datos de esta investigación, como casi todos hasta la fecha, hay que tomarlos con cautela. Para empezar se realizar de la peor manera posible: mediante entrevistas, por lo que no se sabe en realidad hasta qué punto es correcto lo que se acaba por resolver. Por otra parte, como la mayoría de los psicodélicos están prohibidos no se pueden llevar adelante estudios en los que se suministre esta sustancia y se puedan realizar experimentos de manera controlada, por lo que no se tienen datos de primera mano.

Pese a todo, Polito y su equipo resaltan que los resultados son “prometedores” sobre los beneficios de las microdosis de psicodélicos para cuestiones como la productividad o la concentración.