Un grupo de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires (UBA) ha creado un dispositivo que permite producir aceite de cannabis con fines medicinales, o los que se tercien, al calor del hogar.
Franco Di Paolo, uno de los creadores, en declaraciones al periódico argentino Clarín, afirmó: “Queríamos hacer algo bien hecho, que valiera la pena, que no quedara cajoneado como un trabajo más de la facultad”. Y a fe que parecen haberlo conseguido. El dispositivo, cuya distribución ha pasado a manos del Ministerio de Producción, tiene como fines el “uso e investigación de cannabis medicinal” con una facilidad de manejo que hace “que cualquier aficionado pueda realizar extracciones de alta calidad para uso propio”.
Los cuatro objetivos que se marcaron los estudiantes fueron los de dar respuesta ante la necesidad de la producción local, obtener una producción de bajas y medianas cantidades de aceite esencial mediante una máquina de origen y producción nacional, generar un proceso de extracción de aceites esenciales que garantice la estandarización y ofrecer un producto accesible a medianos productores y organizaciones para su autoabastecimiento. Y los han cumplido.
La máquina necesita para su funcionamiento cannabis y hielo seco, que actúa como disolvente. “En el caso del cannabis, habría que hacer experimentación, ir probando de qué parte se extrae una mayor cantidad de THC o de CBD, que son los componentes activos que más se buscan. Generalmente las flores son las que más tienen”, explica Di Paolo.