El gobierno paraguayo da permiso para comenzar la producción de marihuana para uso medicinal en terrenos controlados y en fase experimental.
Hace un par de días, según informó Arnaldo Guizzio, ministro de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), comenzará la producción de marihuana medicinal en terrenos de Asunción y Central siempre bajo el amparo de la ley y cumpliendo el reglamento de cultivo de marihuana medicinal de Paraguay.
“La producción de marihuana de uso medicinal en Paraguay se dará, en principio, de forma experimental en Asunción y Central, por empresas avaladas por el Gobierno; luego de valorar la eficiencia de ese modelo de producción, se plantearía la posibilidad de extender el cultivo a otras regiones del país”, explicó Guizzio al periódico La Nación.
Guizzio se encargará de la adjudicación de las tierras para cultivo. El ministro también advirtió que “tras un profundo debate” se podrá ver la posibilidad de legalizar el cannabis para uso recreativo. Paraguay permite ahora el uso medicinal bajo prescripción pero prohíbe el cultivo propio y los derivados caseros.
Miguel Velázquez Blanco, médico especialista en el área, dijo que primero se debe terminar de reglamentar el uso de la marihuana medicinal para empezar a pensar en su uso recreativo. “Pensar en legalizar la plantación para uso recreativo es un acto populista”, enfatizó y agregó que es “la puerta de entrada a otras drogas” (no lo es y está demostrado, pero bueno). Aclaró que la marihuana “no es una droga que no hace daño físico o moral como todo el mundo dice, y tampoco que no hace menos daño que el alcohol o el tabaco”. Pese a toda esta perorata anti-droga, Blanco reconoce que está demostrado que la marihuana medicinal calma el dolor y suprime las náuseas en personas con epilepsia; además, disminuye el número y la intensidad de las convulsiones, alivia los efectos de la quimioterapia y actúa como energizante natural y estabilizador neuronal… así que tan mala no tiene que ser, señor Blanco.