Conforme pasa el tiempo aumenta la gente dedicada a experimentar con nuevas variaciones sobre lo que ya conocemos. El terp sauce, está de moda últimamente debido a dos factores: eleva el espíritu más alto que si te hubieras subido a un globo aerostático; tiene una paleta de sabores muy valorada tanto por el experto como por el lego.
A simple vista, este concentrado viscoso parece miel cristalizada. Su composición es similar a una mezcla de azúcar morena y mantequilla tibia. Lo que le diferencia de estas otra sustancias es que el concentrado de THC es translúcido y generalmente y tiene tonos ambarinos. Su sabor tampoco tiene que ver con el azúcar o la mantequilla. Este concentrado está cargado de terpenos, por lo que lo que luce aquí es un golpe picante que a menudo deja a los fumetas con ganas de más.
El terp sauce tal vez lo conozcas por su otro nombre: High terpene full-spectrum (HTFSE). El componente de la salsa de terpenos son, adivina, los terpenos. Pero también pueden ser aceites que le den ese olor tan profundo y ese espectro de aromas que es único en la terp sauce. Esos olores van desde la gasolina a la lavanda pasando por el queso o el limón. Dicho así y si juntamos todo eso parece que huele a infierno, pero no es el caso.
Otra de las diferencias de este concentrado con respecto a otros es el tratar de conservar los terpenos en el proceso de extracción. Aislarlos o ampliar su potencia y presencia, a ser posible. El objetivo es tener una cata llena de sabor. Pero no se trata solo de eso. Desde hace un tiempo se cree que los terpenos y el THC están conectados para crear el subidón. Es lo que se ha denominado “efecto séquito”.
Si se le llama salsa es por la consistencia de “salsa” que tiene este extracto. Esta salsa puede ser más o menos espesa, pero su textura es más parecida a la miel que a un cristal, por ejemplo.
La manera de hacer este extracto suele ser mediante la técnica de BHO (Butane Hash Oil).