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¿Qué más esconde el cannabis en sus hojas?

Mientras la atención se centra principalmente en las flores, las hojas podrían albergar nuevas moléculas con potencial bioactivo. El hallazgo reafirma lo poco que sabemos de una planta que, durante décadas, se nos enseñó a mirar de forma incompleta.

Un equipo de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica) reportó la primera evidencia de una familia de compuestos fenólicos muy poco comunes –los flavoalcaloides (flavoalkaloids)– en hojas de cannabis. El hallazgo, publicado en Journal of Chromatography A, sugiere que las hojas podrían albergar moléculas con interés farmacéutico por sus potenciales propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, abriendo nuevas preguntas científicas más allá de los cannabinoides.

Los fenoles –entre ellos los flavonoides– son metabolitos secundarios vinculados a defensa vegetal y a actividades bioquímicas de interés biomédico. Dentro de ese universo, los flavoalcaloides son híbridos poco frecuentes que combinan rasgos estructurales de flavonoides y alcaloides. Su rareza en la naturaleza explica por qué su detección en cannabis genera atención, especialmente cuando la mayor parte del enfoque público y regulatorio se limita a los fitocannabinoides.

El trabajo metodológico fue clave. El equipo empleó cromatografía líquida bidimensional integral (HILIC × RP-LC) acoplada a espectrometría de masas de alta resolución (HR‑MS) para perfilar con mayor profundidad la fracción fenólica en inflorescencias y hojas de tres variedades comerciales cultivadas en Sudáfrica. Con este abordaje, los investigadores identificaron de forma tentativa 79 compuestos fenólicos y señalaron que 25 de ellos no habían sido reportados antes en cannabis.

Además, detectaron 16 señales que podrían corresponder a flavoalcaloides, concentradas sobre todo en las hojas de una de las variedades estudiadas. El equipo subraya que se trata de evidencia inicial: hacen falta aislamientos para confirmar la identidad de estos compuestos y determinar su distribución entre distintos genotipos.

Si estudios posteriores confirman la presencia y relevancia bioquímica de estos compuestos, podría abrirse una vía de valorización de subproductos que hoy se desaprovechan. Esto no implica promesas de eficacia clínica, pero sí sugiere una agenda de investigación que explore el potencial de la fracción no cannabinoide del cannabis, históricamente subestudiada.

Es válido recordar que, en mercados donde la producción legal permite investigación y acceso a material vegetal estandarizado, la ciencia avanza hacia una comprensión más profunda del cannabis. En cambio, la prohibición y las restricciones desproporcionadas frenan el conocimiento y perpetúan un enfoque reduccionista. Integrar esta perspectiva en la discusión pública puede favorecer políticas de investigación responsables y cadenas de valor más sostenibles para el sector.

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