México
En México el uso de cannabis medicinal está despenalizado y regulado a medias desde 2017. Los mexicanos a los que el cannabis les sirve como tratamiento o terapia tienen reconocido su derecho a usar la planta, pero todavía no se ha realizado una regulación del cultivo, producción y venta de productos medicinales. Por tanto los pacientes se tienen que buscar la vida para conseguir cogollos o aceites de cannabis en el mercado negro o tratar de conseguir un permiso para cultivar ellos mismos. Desde que en 2018 la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el tribunal con más poder en México, dictó una sentencia que reconoce los derechos de los usuarios de cannabis para consumir marihuana recreativa y el derecho de los pacientes a acceder a marihuana medicinal, las personas usuarias pueden pedir el amparo de un juez y obtener un permiso para cultivar cannabis.
La regulación del cannabis recreativo en el país podría ser una realidad en los próximos meses, aunque la cantidad de anuncios, arranques y paradas del proyecto de regulación indican que hay que ser precavido con las previsiones. Desde que la Suprema Corte dictó la sentencia se estableció un periodo de un año para que el poder legislativo aprobase una ley que regule el acceso, así como el cultivo y producción de cannabis para uso medicinal y recreativo. El periodo del tribunal caducaba el pasado octubre, sin embargo el Senado aplazó el proceso de regulación hasta diciembre de 2020. Activistas y grupos que defienden la legalización están preocupados porque la esperada regulación acabe por hacerse de forma deficiente y descuidada, así como por la posibilidad de que la normativa de regulación se diseñe acorde a los intereses de las grandes empresas y deje de lado a las compañías pequeñas. En marzo de este año el presidente López Obrador declaró que no estaba entre los planes de su gobierno la regulación del uso recreativo, no obstante una semana después varias comisiones del Senado aprobaron una propuesta para la creación de la Ley para la Regulación de la Cannabis, así como para la reforma de la Ley General de Salud y del Código Penal. Está previsto que la regulación incluya la despenalización de la posesión de hasta 28 gramos (actualmente se permiten 5 gramos), así como el autocultivo, la venta en establecimientos y el acceso medicinal.
Colombia
En Colombia se reguló la producción de cannabis medicinal hace más de tres años, y el país ha entregado varias licencias a empresas y entidades que llevan tiempo cultivando cannabis medicinal para el mercado internacional. Sin embargo, no ha sido hasta el pasado marzo que una agencia del gobierno ha autorizado la prescripción de los primeros productos a base de cannabis para los pacientes del país. La licencia fue otorgada a una única empresa que producirá frascos de aceite de cannabis con diferentes formulaciones. El gobierno sigue concendiendo licencias para la producción de cannabis psicoactivo y no psicoactivo. Un caso celebrado fue la primera licencia concedida a una comunidad indígena del país el pasado junio. La licencia obtenida es para el cultivo de cannabis no psicoactivo, o sea, sin THC, y permite a la comunidad cultivar sin límite de plantas ni de extensión y producir derivados cannábicos y también semillas. La licencia fue otorgada a una comunidad del Cauca –una región con una historia reciente de violencia y conflicto armado donde se produce casi toda la marihuana ilegal colombiana–, lo que fue celebrado como una oportunidad para empoderar a los habitantes de la región y acabar con el estigma que sufre el territorio.
En cuanto al uso recreativo de la planta en septiembre del año pasado un grupo de senadores de distintos partidos presentaron un proyecto en el Senado para regular el uso recreativo del cannabis entre adultos. La propuesta plantea una regulación del cannabis desde su cultivo hasta la venta e incluía el autocultivo sin licencia con un máximo de 20 plantas por persona, así como la apertura de dispensarios para la venta del cannabis al público adulto. También en el ámbito del consumo recreativo, pero en este caso de la cocaína, el país ha registrado una propuesta dirigida a la regulación de producción y uso de la hoja de coca y de la cocaína, que fue retomada en el pasado julio, después de que se retrasara por la pandemia. El objetivo del proyecto de ley es regular la hoja de coca y sus derivados para crear un mercado justo y sostenible, como una respuesta a la violencia y la pobreza que vive el campo colombiano. Para tal fin el proyecto de ley incluye la creación de cooperativas campesinas para el cultivo de la hoja, que quedarían en manos de víctimas del conflicto con el narcotráfico, en comunidades indígenas, mujeres madres de familia u otros colectivos desfavorecidos del país. El proyecto incluye la producción y venta de cocaína por parte del estado bajo criterios de salud pública y reducción de riesgos. Por ahora es solo un proyecto, no llegará lejos, pero ha permitido iniciar un debate necesario.
Ecuador
Hace justo un año, que la Asamblea Nacional de Ecuador aprobó una reforma del Código Penal para introducir el uso de cannabis medicinal no psicoactivo en el país. La medida eliminó las sanciones por posesión, cultivo y producción de cannabis para fines medicinales. Pero el cannabis permitido está limitado por su psicoactividad. La reforma sólo permite el uso de menos del 1 % de THC, esto es un cannabis de nula o muy baja psicoactividad, por lo que las terapias estarás centradas en la actividad de otros cannabinoides, especialmente en el CBD. La Autoridad Sanitaria Nacional otorgará licencias y regulará la siembra, cultivo, cosecha, almacenamiento y dispensación del cannabis con fines medicinales. En mayo el Ministerio de Agricultura anunció que estaban ultimando la normativa de licencias y adelantó que no se permitiría el autocultivo.
Perú
En Perú se puso en marcha el diciembre pasado la venta de aceite de cannabis medicinal después de que pasaran más de dos años desde que se reguló el cannabis medicinal en 2017. El Gobierno anunció la compra de los primeros 10 litros de aceite de cannabis medicinal, que servirían para poner a la venta 1000 frascos de 10 ml. Los frascos fueron puestos a la venta durante el mes de diciembre en una única farmacia de la Dirección General de Medicamentos. No obstante, la cantidad de aceite de cannabis puesta a disposición de los pacientes resultó ser insuficiente y el pasado febrero se agotaron las existencias. Por ahora no hay información sobre cuándo el Gobierno realizará la próxima compra para seguir abasteciendo a los pacientes que lo necesitan.
Argentina
A principios de año el gobierno argentino empezó a evaluar la elaboración de una ley de regulación del cannabis en el país. En enero el ministerio de Seguridad se puso a estudiar las regulaciones del cannabis llevadas a cabo en países vecinos para posteriormente elaborar una propuesta para Argentina. Este ministerio elaborará un primer borrador de ley con la propuesta que será presentado al resto del Gobierno y será compartido con asociaciones y organismos para avanzar en una propuesta firme. El debate ha sido demorado por la pandemia de la covid-19, mientras que los cultivos de cannabis medicinal siguen su curso y se espera que muy pronto esté lista la primera cosecha para producir el aceite medicinal.
Brasil
En Brasil la agencia de medicamentos Anvisa aprobó el pasado diciembre el uso de productos cannábicos para uso medicinal. En una votación separada la misma agencia rechazó la regulación del cultivo de cannabis, incluido el autocultivo. La agencia estableció reglas específicas para la fabricación, importación, venta, empaquetado y comercialización de los productos medicinales a base de cannabis. Los productos cannábicos se venderán en farmacias y sólo se podrán obtener con una receta. La normativa aprobada determina que las empresas brasileñas que quieran elaborar productos medicinales a base de cannabis deberán importar el cannabis en alguna forma semielaborada desde otro país, no permitiendo la importación de la planta o partes de ella. Habrá dos tipos de prescripciones cannábicas, una con THC que sólo estará indicada para pacientes terminales y para aquellos que hayan agotado otras formas de tratamiento, y otra con menos del 0,2% de THC que podrá ser recetada con menos restricciones.
Canadá
Canadá, el segundo país del mundo en aplicar una regulación del cannabis recreativo después de Uruguay, ha aplicado algunos cambios en sus leyes y ha atravesado algunos problemas. En octubre de 2019, un año después de que se legalizara el mercado de cannabis recreativo el país abrió la puerta a los comestibles a base de cannabis, que estaban pendientes de aprobación. La nueva ley introdujo los comestibles cannábicos en el mercado, y también se regularon las cremas de cannabis y otros extractos, como los destinados al vapeo. Los productos se pusieron a la venta en enero de este año. La misma semana que Canadá aprobó la regulación de comestibles la provincia de Quebec aprobó un paquete de medidas que limitaban el consumo de cannabis entre sus habitantes, elevando la edad mínima para comprar cannabis desde los 18 años hasta los 21, y decretando la prohibición de consumir cannabis en lugares públicos.
Cuando en 2018 Canadá aprobó la regulación del cannabis y empezó a funcionar la industria todo fueron buenas previsiones. Sin embargo dos años después el sector del cannabis legal en Canadá no ha conseguido desbancar al mercado ilegal de cannabis y muchas empresas han realizado despidos masivos, y otras han quebrado. La existencia previa de una red de dispensarios ilegales, pero tolerados por las autoridades, que vendían –y siguen vendiendo– una amplia variedad de formas de cannabis de mucha calidad, ha complicado la competencia del mercado legal. También las licencias para los dispensarios han escaseado desde el principio y los establecimientos han sido abiertos de forma desigual según el territorio. Para competir contra los bajos precios del mercado ilegal, en febrero tres de las mayores empresas productoras de cannabis lanzaron nuevos productos de menor precio. Las compañías Canopy, Tilray y Aurora presentaron líneas de cannabis propias que rondan los 4 euros por gramo para intentar atraer a los consumidores del mercado ilegal.