Regulaciones
En el último año el estado de Illinois fue el primero en dar el gran paso y en junio aprobó la regulación del uso y venta de cannabis recreativo. Lo hizo a través de un proceso legislativo, y no a través de una votación popular, siendo el primer estado en seguir este proceso. El proyecto de ley permite desde el 1 de enero de 2020 poseer, consumir y comprar ciertas cantidades de cannabis a los adultos mayores de 21 años. La regulación incluye varias disposiciones destinadas a revisar las condenas anteriores relacionadas con la marihuana y a promover la equidad social en la industria legal. Con este ya son once los estados con leyes que regulan el uso de cannabis recreativo: Alaska, California, Colorado, Illinois, Maine, Massachusetts, Michigan, Nevada, Oregón, Vermont y Washington, además del Distrito de Columbia. Y 33 los que tienen leyes para regular el uso medicinal, esto es, cuatro de cada cinco estados del país.
A lo largo de 2019 el estado de Nueva York intentó hacer lo propio pero las discusiones sobre el cómo se tenían que administrar los aproximadamente 1700 millones de dólares que se calcula iba a generar la regulación acabaron por atrasar el proceso. Uno de los puntos defendidos con mayor fuerza por los promotores del proyecto era la inclusión de un estatuto que garantizase que una proporción fija de los impuesto iría destinado a revertir los efectos que la guerra contra las drogas ha tenido sobre las comunidades negras y latinas, las más afectadas por las leyes antidroga. Aunque la regulación no pudo ser aprobada, a finales de julio el gobernador despenalizó el uso de cannabis con una ley que acaba con las sanciones penales para la posesión y el consumo de pequeñas cantidades de cannabis, con el registro de personas detenidas y posibilita la anulación de condenas. El estado de Nueva York fue el cuarto en despenalizar el uso del cannabis en 2019, después de que lo hicieran Nuevo México, Dakota del Norte y Hawái unos meses antes. En este 2020 el gobernador de Virginia firmó la ley para despenalizar la posesión y el consumo que entró en vigor el 1 de julio.
Impulsos federales
En paralelo a las regulaciones de cada estado hay activistas, plataformas, lobbies y legisladores que están tratando de impulsar la regulación a nivel federal. En noviembre de 2019 tuvo lugar una votación histórica por parte del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, que aprobó la Ley de Oportunidad, Reinversión y Eliminación de la Marihuana. Fue la primera vez que un comité parlamentario aprueba una medida para regular el cannabis a nivel federal. Un mes antes se dio otro paso histórico cuando la Cámara de Representantes de los EE UU aprobó a finales de septiembre un proyecto de ley para proteger a los bancos que prestan servicios a las empresas de cannabis. La medida salió adelante con un apoyo mayoritario (vease la imagen), con partidarios tanto en el partido demócrata como en el republicano, y representó el mayor apoyo de la cámara para un proyecto en favor del cannabis hasta la fecha. El proyecto está destinado a que los bancos puedan trabajar con empresas cannábicas dentro de un marco legal estable y seguro, sin miedo a represalias legales por parte de agencias federales. Ahora la medida tiene que ser aprobada por el Senado, que tiene mayoría republicana.
Políticos y sociedad civil
El apoyo al cannabis ha ido creciendo y durante el último año se han podido ver escenas dignas de ciencia ficción hace tan solo unos años, con varios candidatos a la presidencia del país defendiendo la regulación del cannabis en el país, y hasta candidatos al congreso de algunos estados fumándose un canuto durante la campaña. Por otro lado la sociedad civil, cansada de las políticas prohibicionistas trata de presionar por un cambio. Como ocurrió con un instituto de investigación de Scottsdale y un grupo de militares veteranos, que presentaron este mayo una demanda contra la Agencia para el Control de Drogas (la DEA) en la que cuestionaron las decisiones de la agencia de no reclasificar el cannabis. El objetivo de la demanda es que la justicia estadounidense obligue a la DEA a reconsiderar la reclasificación del cannabis, a través de la cual el cannabis podría dejar de ser una sustancia clasificada como ilegal, y se deje de entorpecer la investigación y las aplicaciones terapéuticas.
Investigación pública
Aunque parezca paradójico la administración estadounidense está invirtiendo en investigación con cannabis, y no sólo con cannabis. Hace un año la agencia encargada de la investigación médica del gobierno anunció que invertiría casi tres millones de dólares en nueve proyectos de investigación distintos para hallar más evidencias en el tratamiento del dolor con cannabis, dejando de lado el THC. También el pasado junio el Departamento de Defensa anunció una inversión de 26,7 millones de dólares para financiar investigaciones con drogas similares a los psicodélicos, con el fin de diseñar sustancias que ayuden contra la depresión y la ansiedad de modo similar a la psilocibina o la ketamina, pero sin la experiencia psicodélica.
Un pequeño olvido
En el top de las grandes mentes cannábicas de este año está el caso de un hombre que transportaba 500 kilos de marihuana ilegal en el coche en su paso por Texas y se encontró con un control policial. Normalmente cuando se advierte un control policial en carretera es demasiado tarde para huir pero en este caso el hombre tuvo margen para abandonar el coche y tan escurridiza fue la huida que los agentes no se percataron del movimiento hasta que encontraron el vehículo abandonado más tarde. Lástima que además de la marihuana el conductor se dejó olvidada la cartera con su documentación. Un tuit de la oficina del sheriff lanzó un comunicado: “El conductor dejó el lugar antes de que pudiera encontrarse con nuestros amables agentes y oficiales, pero dejó la cartera en el vehículo. De verdad que nos gustaría devolvérsela”.