En los últimos años, el Reino Fungi ha pasado de ser una nota al pie en los manuales de biología a convertirse en protagonista de conversaciones sobre conservación, alimentación, salud mental y cultura. Y Chile no es la excepción. Desde sus australes bosques nativos, donde el micelio sostiene la vida bajo el suelo, convive una diversidad de hongos tan exuberante como poco documentada y, es ahí, donde la funga empieza a reclamar un lugar propio en las discusiones sobre biodiversidad, cambio climático y formas de habitar el territorio.
En ese contexto surge Revista Micelio, la primera revista dedicada al Reino Fungi en Chile y que apuesta a ser más que un catálogo de especies y construir(se) en una publicación que entrelace relatos científicos, artísticos y con énfasis en los saberes locales. Su primera edición, disponible en formato impreso y digital, nace como un objeto de lectura, pero también como cuaderno de campo, un lugar para colorear y una plataforma para tejer comunidad.
Desde el Reino Fungi nos habló Micelio
Para conocer mejor el proyecto, canamo.net conversó con Paula Silva Cerda, directora editorial y Wladimir González Medina, director de arte de la revista Micelio. Ambos reflexionaron sobre la relación entre bosques y hongos, trazaron paralelos con la cultura cannábica y comentaron los desafíos de comunicar estos temas en un entorno digital cada vez más censurado.
¿Cómo fue el camino que les llevó a crear Revista Micelio?
Revista Micelio nació del deseo de aprender y compartir el mundo fungi desde una mirada cercana y accesible. Sentíamos la necesidad de descentralizar el conocimiento y visibilizar los saberes locales, creando un espacio trimestral en donde la ciencia, el arte y la comunidad pudieran encontrarse, tal como el micelio sostiene la vida bajo el suelo.
El proyecto también fue una forma de canalizar nuestras propias búsquedas: observar con mayor atención lo que tenemos cerca, reconocer los ecosistemas que resisten y dar voz a la funga en un país donde históricamente ha estado invisibilizada. A partir de ese impulso, comenzamos a construir contenidos que dialogan con el territorio, con quienes lo habitan y con las múltiples formas de relación entre personas y hongos.
Es un camino que comenzó con curiosidad y terminó convirtiéndose en una plataforma para compartir, aprender y fortalecer una cultura fungi que crece desde la colaboración y el cuidado del entorno.
En tiempos de sobreoferta de información y de generaciones poco acostumbradas al papel, ¿Qué ofrece de novedoso una revista impresa como Micelio?
Lo novedoso del formato impreso hoy está, en parte, en su propia rareza. En un contexto dominado por la inmediatez digital, recibir una revista física es una invitación a bajar la velocidad, a desconectarse un momento y a relacionarse con el contenido desde la atención plena: el olor del papel, la textura, el peso en las manos. Es una experiencia más íntima y presente.
También quisimos que Micelio fuera un objeto vivo. Por eso incluimos secciones para colorear, para anotar, para intervenir; queremos que cada lector haga suya la revista y la transforme en un cuaderno de campo personal. Su valor coleccionable surge de esa combinación entre arte, fotografía y conocimiento que se puede atesorar y revisitar en cualquier momento.
Además, en Chile no existe una plataforma que unifique la cultura fungi desde una mirada integradora. En ese sentido, el formato impreso permite algo que lo digital no garantiza: tener una voz que permanece. Una revista queda para siempre en una estantería, en un taller, en una biblioteca comunitaria; se comparte, se presta, se hereda. No se pierde entre algoritmos ni en la volatilidad de las redes.
Micelio ofrece, entonces, una experiencia tangible y perdurable en un territorio que aún necesita espacios estables para construir memoria fungi, identidad y comunidad.
En la revista hablan de la estrecha relación entre bosques y hongos. ¿Cómo describirían ese vínculo y de qué manera lo trabajan en Micelio?
La relación entre bosques y hongos es inseparable. Los hongos no existen como organismos aislados; forman parte de una red subterránea que sostiene, comunica y equilibra el ecosistema. A través de asociaciones micorrícicas nutren a árboles y plantas, reciclan materia orgánica, regeneran suelos degradados y permiten que los bosques prosperen a largo plazo. Sin ellos, los bosques simplemente no podrían funcionar. Además, su presencia influye en la formación de suelo, la distribución de especies vegetales y la resiliencia frente a cambios ambientales, convirtiéndolos en indicadores clave de la salud de un territorio.
En Micelio buscamos visibilizar esta interdependencia y educar en torno a su cuidado. Queremos que quienes se acerquen al Reino Fungi comprendan que cada recolección, cada observación y cada paso en el bosque tiene un impacto. Cuidar la funga es también cuidar el territorio, sus aguas, su fertilidad y su diversidad biológica.
Nuestro aporte a la conservación del Reino Fungi se refleja en múltiples dimensiones: divulgamos información científica en un lenguaje accesible; rescatamos saberes locales y la experiencia de recolectores y comunidades; promovemos prácticas responsables de observación y registro; destacamos especies nativas y sus amenazas; articulamos ciencia, arte y comunidad mediante ilustración y fotografía; y situamos a los hongos en sus ecosistemas, mostrando cómo su supervivencia depende directamente de la protección de los bosques.
¿Qué similitudes y diferencias ven entre la cultura del cannabis y la cultura fungi? ¿Imaginan un posible camino hacia la regulación de los hongos psicoactivos en Chile?
Sí, existen similitudes importantes entre la cultura cannábica y la fungi, especialmente en la forma en que ambas han debido desarrollarse entre estigmas, vacíos legales y comunidades que han sostenido el conocimiento desde abajo. Tanto el cannabis como los hongos psicoactivos han circulado históricamente en espacios marginales, donde el aprendizaje y la transmisión de saberes han surgido desde la experiencia personal, la observación y la organización comunitaria.
Sin embargo, la cultura fungi en Chile tiene una particularidad: está profundamente vinculada al territorio y a la conservación de los bosques. Los hongos no solo aparecen en contextos recreativos o medicinales, sino como parte estructural de los ecosistemas, lo que ha impulsado debates sobre biodiversidad, protección ambiental y educación ecológica. Esto también explica por qué, en 2013, Chile se convirtió en el primer país del mundo en incluir a los hongos dentro de su legislación ambiental, permitiendo la evaluación del estado de conservación de especies nativas y abriendo un precedente internacional.
Dado este contexto, es posible que el camino hacia la regulación de los hongos psicoactivos siga una trayectoria similar a la del cannabis, especialmente considerando la actual ambigüedad legal que permite múltiples interpretaciones. Aun así, el debate sobre los hongos incorpora dimensiones únicas: su rol ecológico, su valor cultural y su reciente reconocimiento en marcos de conservación globales como la propuesta Fauna-Flora-Funga (FF&F), formalizada en 2018 y adoptada por instancias como la UICN en 2021.
Desde Micelio creemos que este proceso requiere información rigurosa, responsabilidad y una mirada ecológica que permita avanzar sin perder de vista el lugar fundamental que ocupan los hongos en los bosques y en la vida de los territorios.
En redes sociales, contenidos asociados a temas de drogas suelen enfrentarse a censura o restricciones algorítmicas. ¿Cómo piensan enfrentar ese escenario desde Micelio?
La censura en redes sociales es un desafío real, especialmente cuando hablamos de hongos, territorios y conocimientos que históricamente han sido mal interpretados. Creemos que una forma de contrarrestar es generar contenido responsable, educativo y contextualizado.
Cuando compartimos información basada en ciencia, en conservación y en cultura local, no solo evitamos malentendidos: también abrimos espacios de diálogo más sanos.
Además, es importante diversificar los canales: talleres, publicaciones impresas y encuentros comunitarios permiten que la conversación siga viva más allá de los algoritmos. Desde Micelio apostamos por esa mezcla entre lo digital y lo territorial.
Por último, para quienes quieran conseguir la revista, dentro o fuera de Chile, ¿cómo pueden acceder a esta primera edición?
La primera edición de Micelio está disponible a través de nuestro sitio web oficial, www.revistamicelio.cl, donde pueden adquirir la revista desde cualquier parte del mundo utilizando PayPal. Ofrecemos formato impreso y versión digital, para que todas las personas puedan leer y aprender sobre el Reino Fungi de manera accesible y a bajo costo.