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¿Se puede engañar a un perro policía?

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Los perros adiestrados para encontrar droga son los anti-narco y olisqueadores más finos que uno puede encontrar. ¿Es posible engañarlos?

Los perros adiestrados para encontrar droga son los anti-narco y olisqueadores más finos que uno puede encontrar. ¿Es posible engañarlos?

Aunque siempre puede uno encontrar alguna historia por internet en la que cuenta con detalle cómo engañó a un perro policía encubriendo en olor con otra sustancia y pasar el control, la realidad es que estos cuentos rozan la leyenda urbana.

Si la policía de todo el mundo usa perros expertos es porque son el método más efectivo para encontrar lo que se busca. El olfato de un perro es superior al de un ser humano y es capaz de detectar cualquier cambio sutil para encontrar el cannabis (o aquello para lo que se le ha entrenado).

La cuestión es que un olor “más fuerte” no entierra el de la marihuana porque el mecanismo no funciona de esa manera: en realidad son los materiales los que dejan escapar el olor. Lo que “huele” son las moléculas que escapan por los “poros” que tienen los materiales.

Otro de los motivos por los que un olor no enmascara otro es porque los perros, a diferencia de los humanos, pueden detectar todos los olores de forma separada. Si nosotros “elegimos” un olor para detectar, por lo general el más intenso, los perros son capaces de diferenciarlos todos.

Si te crees muy listo y metes la yerba en plástico, eso en un bote de cristal sellado y luego le echas perfume… te va a dar igual porque el perro lo va a detectar. No hay forma de engañarlos, los perros adiestrados son los amos. Si no te pillan no es porque no lo huelan sino porque no fueron entrenados de manera adecuada. Por si esto no es suficiente para disuadir, hay que pensar que puede que el perro no detecte dónde guardas el cannabis pero sí el rastro que lleva hasta allí. Cuando se manipuló la maría para meterla en el contenedor donde esté partículas se quedaron impregnadas por todo el lugar (incluida la persona que la guardó). Suficientes como para que el chucho sepa encontrarla.

Materiales poco “porosos” como el plomo podría ser una buena solución pero, primero, el plomo pesa una barbaridad; segundo, una caja de plomo llama mucho la atención. Las bajas temperaturas también reducen que el olor escape, por lo que congelar la yerba también podría servir para engañar a los chuchos, aunque es bastante difícil que eso pase.

En conclusión, aunque existe un margen para el engaño es bastante improbable que el perro falle si se le entrenó bien en su tarea.

 

[Fuente: High Times]

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