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Seattle se convierte en la ciudad más grande de EE UU que despenaliza el uso y consumo de psicodélicos

La medida excluye el peyote de los psicodélicos naturales que no serán perseguidos para ayudar a su preservación ecológica y de usos tradicionales.

El Ayuntamiento de Seattle, capital del estado de Washington, se ha convertido esta semana en la ciudad más grande de EE UU en aprobar una despenalización de los psicodélicos naturales. Con una población de más de 700.000 personas, los ciudadanos mayores de edad podrán usar, cultivar y compartir drogas psicodélicas de origen natural sin intención de lucro sin ser perseguidos por la justicia.

La despenalización ha sido aprobada de la misma forma que en otras ciudades, haciendo de la persecución del uso de psicodélicos la prioridad más baja para la policía de la ciudad. No hay una lista de sustancias incluidas en la medida, sino que el texto hace referencia a los enteógenos, entendiendo estos como “cualquier material vegetal o fúngico vivo, fresco, seco o procesado, incluidos tés o polvos, que pueden contener indolaminas, triptaminas o fenetilaminas psicoactivas actualmente fiscalizadas o análogos, incluidos, entre otros, los hongos psilocibina, té de ayahuasca, mescalina e iboga”.

La medida excluye el peyote de los psicodélicos naturales que no serán perseguidos con la intención de ayudar a su preservación ecológica y proteger los usos tradicionales indígenas del cactus. “Debido a esta historia especial, la sobreexplotación y el colapso de los jardines de peyote en el sur de Texas, y al largo tiempo requerido para que las plantas maduren en el cultivo, el peyote no está incluido en la definición de enteógenos adoptada por esta resolución”, dice el texto legal.

Desde el pasado febrero la posesión de sustancias controladas no es ilegal en el estado de Washington porque la Corte Suprema estatal anuló dicha ley por inconstitucional. La resolución del Ayuntamiento de Seattle extiende la despenalización más allá de la posesión, permitiendo el cultivo y el uso social y mencionando expresamente razones de justicia social y razones terapéuticas, por su potencial para tratar una variedad de condiciones de salud mental.

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