El debate sobre el cannabis se ha avivado en Perú después de que la semana pasada el congresista Daniel Olivares del Partido Morado reconociera que es usuario de cannabis desde hace más de 20 años. Las declaraciones fueron emitidas como parte de un vídeo en el que el congresista mantiene una conversación distendida con el líder de su partido a propósito de varios temas.
A raíz de las declaraciones el presidente de la Comisión de Ética Parlamentaria (que pertenece a un partido de signo opuesto) dijo que propondría al pleno de la Comisión de Ética “una denuncia de oficio contra el citado congresista” en la próxima sesión porque según este congresista “su conducta, lo expresado, habría infringido el Código de Ética”. Sin embargo Olivares ya había defendido y explicado su uso de cannabis el año pasado, por lo que esta acusación podría tener intenciones partidistas ahora que se acercan las elecciones.
Mientras los parlamentarios pelean por la campaña electoral, los pacientes del país están protestando porque no tienen un buen acceso al cannabis medicinal. En Perú se puso en marcha la venta de aceite de cannabis medicinal en diciembre de 2019, más de dos años desde que se reguló el cannabis medicinal. El Gobierno anunció la compra de los primeros 10 litros de aceite de cannabis medicinal, pero la cantidad de aceite de cannabis puesta a disposición resultó ser insuficiente y se acabó antes de tres meses.
Hasta el pasado octubre sólo una farmacia de Perú tenía autorización para la venta de cannabis medicinal. En los últimos meses el Gobierno ha autorizado la venta de otros aceites de cannabis y también ha permitido la venta en 14 farmacias privadas más. No obstante, el acceso sigue siendo más difícil y los productos más costosos de lo que desearían los pacientes. A este respecto, a finales del verano pasado la Federación de Cannabis Medicinal de Perú impulsó un proyecto de ley en el Congreso para conseguir que los pacientes puedan autocultivar su propio cannabis de manera legal en sus casas o a través de asociaciones.
