La inglesa Amanda Feilding, Condesa de Wemyss y March, se ha convertido en una de las defensoras del cannabis para uso medicinal y activista por la legalización en el territorio europeo.
No resulta un capricho pasajero, parece ser, ya que la condesa Feilding es una destacada defensora del uso de drogas psicodélicas en la medicina, estudia sus efectos en la conciencia y asesora a los gobiernos sobre políticas. Debido a esto, la compañía canadiense Canopy Growth se ha acercado hasta Feilding y la ha contratado como asesora en una investigación de 9.6 millones de dólares destinada a estudiar el dolor en el cáncer y la dependencia a los opiáceos.
"Su capacidad para analizar científicamente lo que de otro modo se consideraría una terapia controversial la convierte en una muy buena socia", asegura Mark Ware, director médico de Canopy. "Ella es lo suficientemente valiente como para entrar en aguas relativamente inexploradas con nosotros, pero lo suficientemente científica como para proporcionar información realmente confiable".
La Fundación Beckley, de Feilding, planea analizar el contenido químico de varias cepas utilizadas en condiciones como el dolor, la adicción y la ansiedad junto con Canopy; dos ensayos próximos sobre el dolor y la dependencia de las drogas incluirán alrededor de 250 pacientes, con resultados iniciales esperados en 2020. Los socios también están formando una compañía, Spectrum Biomedical UK, para vender productos de marihuana medicinal como aceites y cápsulas de gel suave en Gran Bretaña.
Feilding, de 76 años, quedó fascinada con los efectos cognitivos de la marihuana a fines de la década de 1960, cuando fumó su primer cigarrillo mientras escuchaba la música de Ray Charles. En 1996, creó la Foundation to Further Consciousness, a la que luego llamó Fundación Beckley, con el objetivo de investigar las drogas psicodélicas. Fue una idea controversial en ese momento. "Durante mucho tiempo, ni siquiera se podía hablar de estos compuestos de manera positiva", dice "Simplemente no era aceptable".
Canopy no solo quiere hacer estudios que a bote pronto parecen altruistas. También quieren poner un pie en Europa para cuando el cannabis se legalice. Poner una pica en Flandes y ser los primeros en la carrera por hacerse con el mercado. Por esta razón se rumorea que Canopy planea gastar 115 millones de dólares en instalaciones nuevas en Italia, Grecia o España, junto con un sitio en Dinamarca, casi terminado, que producirá hasta 200 kilos por semana a finales de este año.
"Ahora hay un impulso global imparable detrás de la reforma del cannabis medicinal", dijo Feilding en una entrevista en su mansión, rodeada de budas en miniatura, velas y tapices del sur de Asia inspirados por su padrino, quien dejó Gran Bretaña para vivir como monje budista en Sri Lanka. "Pronto se apoderará de Europa". Un fantasma recorre Europa, es el fantasma del cannabis.
Ahora bien, a Fielding hay que cogerla con papel de fumar: además de defender la marihuana también considera que el trepanado es una técnica saludable que ayuda a elevar los estados de conciencia. Un trepanado es perforar el cráneo para exponer lo que se conoce como duramadre, justo al lado del cerebro. Una técnica médica para aliviar la presión cerebral cuando hay inflamación y que era más habitual en el pasado. En los 70 se filmó a sí misma haciéndose un trepanado y después comiéndose un filete para reponer la sangre perdida. En fin, seguro que a alguien le parece muy coherente esta forma de vida, pero desde aquí habría que señalar que si queréis elevar el espíritu mejor practicar sexo tántrico que al menos no os puede dejar muñecos.
“La gente solía llamar a mi madre loca", cuenta su hijo Feilding-Mellen, de 34 años, director general de colaboración, "y ahora la ven como una visionaria". Si vieron el video de ella abriéndose la cabeza es posible que lo pensasen.