En Vancouver, Canadá, se encuentra un servicio de análisis de drogas gratuito que está abierto siete días a la semana y que, según sus impulsores, es el servicio de este tipo más concurrido del mundo. Su impulsor lo financia de forma altruista desde el 2019 con las ganancias de un dispensario de cannabis medicinal que funciona legalmente. Tras más de tres años, el servicio ha analizado más de 23.000 muestras de drogas y hace unos días su director publicó un artículo en Cracked con algunos de los hallazgos más sorprendentes.
Según los resultados, las drogas de perfil psicodélico son las menos adulteradas del mercado canadiense. Empezando por el LSD, cuyo formato de presentación (los cartones de unas pocas micras) ya dificultan la sustitución por otras drogas. De la MDMA se presentaron 3200 muestras, y aunque un 15% estaba adulterado con otras sustancias que aumentaban el riesgo del consumo, tan sólo 10 del total fueron lo suficientemente peligrosas para que el centro emitiera una alerta. De estas, seis contenían fentanilo. “Tal vez seis de 3200 suene poco, pero imagina si seis botellas de vino de cada 3200 fueran mortales. Si se usa regularmente, esa es una situación de alto riesgo”, escribió Dana Larsen, quien dirige el servicio.
El artículo también recoge que la cafeína es el adulterante más común de todos, y que se encuentra en muestras de drogas como la cocaína o el MDMA, pero también en opioides como la heroína. Este estimulante legal estuvo presente en el 20% del total de las muestras, pero a pesar de su abundancia este no supone un riesgo elevado en la mayoría de los casos.
El adulterante que sí genera muchos problemas, llegando a provocar muertes por sobredosis en muchos casos, es el fentanilo. Este opioide sintético de gran potencia apareció en la mayoría de las muestras de heroína llevadas a analizar en el servicio canadiense, en muchos casos como la sustancia principal de las muestras. Además de haber sustituido a la heroína como ingrediente principal, el fentanilo ha aparecido cada vez más en otras drogas a las que no se parece en absoluto.
“Hemos encontrado fentanilo en unas 20 de las 3300 muestras de cocaína que hemos analizado. Eso es menos del 1%, pero la tasa de positividad ha ido aumentando lentamente desde que comenzamos las pruebas”, escribió Larsen, recordando que “los usuarios de cocaína generalmente no tienen tolerancia a los opioides”, por lo que la contaminación por fentanilo suele ser de mayor riesgo en estos casos y producir muertes con mayor facilidad.
Por último, el artículo alerta del aumento de la presencia de benzodiacepinas como droga callejera, y también de su aumento como adulterante, al que habría que prestarle atención por sus elevados riesgos. Por un lado, las benzodiacepinas producen adicción física y síndrome de abstinencia, de modo que al usarse como adulterante pueden acabar generando este problema a usuarios de otras drogas sin que estos lo vean venir en un inicio. Por otro lado, las benzodiacepinas también pueden provocar peligrosas sobredosis, pero a diferencia de los opioides, en su caso no pueden revertirse con el fármaco naloxona.