El plenario de apertura de la sesión de la Comisión de Estupefacientes (CND) de este año fue la prueba de que el acuerdo entre los estados miembros sobre la prohibición de las drogas está obsoleto. En la última década, cada vez más estados han implantado políticas con el objetivo de permitir y regular la producción, la fabricación, la distribución, el comercio, el consumo y la posesión de drogas, en particular el cannabis, para fines que no son ni médicos ni científicos. Hace algunos años eran las “voces disidentes”, pero ahora se han convertido en parte de la corriente principal. Unas voces que ahora prevalecen en regiones donde antes solo se oía hablar de políticas de mano dura contra las drogas.
Uruguay en 2013 y Canadá en 2018 dieron acceso legal al cannabis y regularon su producción, posesión, distribución y venta. En EE UU ya 22 los estados que cuentan con una regulación del cannabis recreativo. En México, la Suprema Corte de Justicia afirmó que la persecución penal de la persona que consume drogas castiga la posesión, lo cual es injustificable, puesto que la posesión pertenece a la esfera de la privacidad. Colombia es un país que está cansado de la guerra contra las drogas y busca nuevas soluciones, como la regulación del cannabis y la hoja de coca. Chile aprueba una ley para proteger a los pacientes que cultivan cannabis. Bolivia anuncia en la ONU que intentará acabar con la prohibición de la hoja de coca.
Jamaica en 2015 suprimió las sanciones penales por la posesión y el consumo personal, y permite ahora una posesión sin límites si es destinada a fines religiosos. En Sudáfrica, el Tribunal Constitucional dictaminó en 2018 que las personas adultas podían usar, poseer y cultivar cannabis para consumo personal en cualquier lugar privado. En Tailandia, en 2022, el cannabis dejó de estar clasificado como droga peligrosa y su consumo se legalizó
Aquí en Europa, Malta es el primer país en autorizar el cultivo y la posesión de cantidades pequeñas de cannabis para consumo personal y ya hay un acceso legal al cannabis para adultos con las asociaciones sin fines de lucro que cultivan la planta para uso compartido. Otros estados de Europa han adoptado medidas para legalizar el consumo de cannabis, como Luxemburgo, cuyo Gobierno, en junio de 2022, hizo públicos los pormenores de un proyecto de ley que permitiría a las personas adultas cultivar hasta cuatro plantas de cannabis por hogar. En Italia el cultivo doméstico de una cantidad muy pequeña de cannabis no constituye delito. En los Países Bajos se ha puesto en marcha el llamado “experimento del cannabis”, donde en un número reducido de municipios se autoriza la producción de cannabis con fines recreativos para suministrarlo a los coffee shops. En Suiza se permite la realización de proyectos experimentales de venta de cannabis para su consumo con fines no médicos. Alemania tiene previsto para este año una legalización del cannabis basada en la despenalización de su uso, el derecho al autocultivo para adultos y la creación de clubs sociales de cannabis para realizar cultivos colectivos sin ánimo de lucro.
Mientras, en España, a pesar de la constatada demanda social, los principales partidos políticos bloquean cualquier intento de avance.